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¿Calidad en la educación?

Aunque son muchos los problemas que todavía enfrentamos son muchas las...

30 de julio de 2011 Por: Ricardo Villaveces

Aunque son muchos los problemas que todavía enfrentamos son muchas las razones para el optimismo, muchas las oportunidades y grandes las posibilidades. El reto está en convertirlas en realidades. Múltiples son las teorías que se pueden elaborar en relación con lo que se debe hacer para consolidar este proceso y, aun con discrepancias en muchos temas, hay algunos en los que es fácil llegar a consensos. Uno de esos es el de la importancia de la educación. El ejemplo de muchos países ha confirmado con creces como es la mejor inversión que puede hacer una nación y los resultados lo demuestran con creces. Ampliar la cobertura y elevar los estándares de calidad deben ser los objetivos más evidentes de este tipo de esfuerzos. El tema de la cobertura es sencillo de evaluar pues, al fin y al cabo, saber si se está avanzando en este propósito es un asunto de aritmética. El problema es cuando se trata de evaluar la calidad pues los resultados sólo se conocen muchos años después de haber puesto en práctica las acciones orientadas a este propósito. La eficacia en la asignación de esfuerzos y recursos a este propósito sólo se podrá evaluar cuando los alumnos lleguen al mercado laboral y a sus distintas actividades profesionales. Se trata, además, de un mercado imperfecto donde los precios en algún grado deben reflejar la calidad, pero también pueden estar reflejando es acciones de mercadeo, de estatus social etc. y no es fácil comparar entre instituciones. Esa es la razón de los sistemas de rankings que se usan en el mundo donde, incluso, no se miden sólo instituciones en su conjunto, sino programas pues la marca de la institución no garantiza necesariamente la calidad del programa.Contar con profesores altamente calificados, clases con una baja relación de número de alumnos por profesor y una importante actividad de investigación es completamente diferente, en términos de calidad, a lo que ocurre en otra entidad que ofrezca la misma carrera (o más bien un programa con el mismo nombre) con profesores de cátedra y formación académica discreta, cursos de muchos alumnos por profesor y poca investigación. Los resultados en términos de ingresos y costos serán también muy diferentes y, muy probablemente, será la segunda entidad la que presentará mayores utilidades. Este tipo de cosas es sólo un ejemplo simple de los riesgos que involucra el planteamiento de promover la educación universitaria con entidades con ánimo de lucro. Un enfoque hacia las utilidades puede generar situaciones perversas y análogas a lo que se ha visto en muchos casos del sector salud: aumentos en cobertura y pobreza en el servicio prestado y en las condiciones de los profesionales de la salud. Los argumentos y las dudas son múltiples y gente muy seria y conocedora del tema los que los plantean. Hay, de otra parte, diversas experiencias internacionales que sólo dejan dudas. Ojalá el Gobierno reflexione y atienda estos planteamientos y el Congreso los tenga en cuenta cuando adelante sus deliberaciones sobre tan importante tema.