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Venezuela: sitio de tránsito

Claro, contundente, preciso, el Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, hizo una...

12 de noviembre de 2013 Por: Ramiro Andrade Terán

Claro, contundente, preciso, el Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, hizo una afirmación que aumentará las tensiones entre Colombia y Venezuela por los frecuentes incidentes con la guerrilla en la frontera. Que – según el Ministro – se ha convertido en una estación de tránsito, en refugio de la organización subversiva después de sus ataques. “Hacen una acción – dijo – e inmediatamente se pasan para el otro lado (Venezuela). Eso no es aceptable”. Una declaración de semejante naturaleza – que debió ser consultada con el presidente Santos – expresa una molestia de mayúsculas proporciones; un desacuerdo que lleva mucho tiempo y puede dar origen a una escalada impredecible: “tanto va el cántaro al agua”…El ministro colombiano no se quedó allí: “la guerrilla ataca y luego se esconde” (en Venezuela), agregó. El Presidente Santos está molesto por esa situación y dispuesto a tomar acciones enérgicas para que el explosivo asunto tenga una salida radical y definitiva. No sorprende la posición de Santos. Deben acabar con ese juego macabro de disparar en Colombia y esconderse en Venezuela. ¿Qué pasará si un día cualquiera las fuerzas armadas colombianas, burladas por la estrategia de pegar aquí y esconderse allá, combaten a las Farc en territorio del vecino? ¿Es obligación de cualquier nación respetuosa de los derechos de sus vecinos, expulsar a las fuerzas que se internan en su territorio después de atacar a naciones fronterizas? Debe actuar y hacer respetar la inviolabilidad de sus fronteras. No hacerlo crea grave riesgo de enfrentamiento entre naciones unidas por vínculos estrechos. Eso no ha ocurrido por acción u omisión de los venezolanos. Hay que suponer que el espinoso tema es objeto de delicadas conversaciones entre los dos presidentes. Dejar que el episodio no se prolongue más de lo que ya ocurre, es provocar una situación nefasta entre dos pueblos liberados por Bolívar. Ni el uno, ni el otro, tienen que soportar esa especie de espada de Damocles. Que puede ser origen de una crisis inaceptable y absurda entre naciones vecinas.Hay que suponer que se encuentre solución al más alto nivel a un asunto de tanta importancia. Nada distinto cabe esperar de dos naciones unidas en su historia. En la obligación de superar sus diferendos por la vía del diálogo para una solución definitiva. No hacerlo y dejar que suba la inconformidad mutua, es jugar a un enfrentamiento explosivo que afectaría no solo la región, sino todo el Continente.