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Los expertos y sus modas

Un alcalde, urgido por la necesidad de resolver un tema tan crítico para su ciudad como el transporte, recurre a los expertos de alguno de los bancos multilaterales en busca de una solución.

14 de octubre de 2018 Por: Pedro Medellín

Finalmente, se conoce una explicación. O una que parece razonable. Por lo menos para una cultura de las obras públicas como la que rige en Colombia. El asunto es simple. Los problemas de sostenibilidad financiera de los sistemas de transporte masivo que se viven en distintas partes del país, tienen un origen común: fueron diseñados y puestos en marcha suponiendo que funcionarían como en la Avenida Caracas de Bogotá. Esto es, que iban a tener un flujo de vehículos y pasajeros tal, que no iban a tener problemas de financiamiento.

Es la explicación que dio uno de los expertos del Banco Mundial, cuando trató de argumentar su desencanto con los sistemas de transporte masivo y su nueva pasión por las bicicletas, patinetas y monopatines eléctricos, como forma eficiente de transporte público. En su intervención en el foro Cali Epicentro, el experto puso en evidencia cuan perversa puede llegar a ser su acción en la planeación y desarrollo de un asunto tan estratégico como el transporte público en las ciudades grandes y medianas.

El mecanismo funciona de la siguiente manera: Un alcalde, urgido por la necesidad de resolver un tema tan crítico para su ciudad como el transporte, recurre a los expertos de alguno de los bancos multilaterales en busca de una solución. Estos, maravillados por la última moda, le sugieren la gran idea. Diseñan un ‘modelo’ elaborado a partir de una experiencia conocida (en nuestro caso, Transmilenio de Bogotá), suponen que las cosas van a funcionar como en la Avenida Caracas y listo. ¡A construir se dijo!

Con esos ‘cálculos’, los gobiernos locales se han embarcado en el proyecto del Mío en Cali, Metroplus en Medellín, Transmetro en Barranquilla, Metrolínea en Bucaramanga, Transcaribe en Cartagena, o Megabus, en Pereira.

Pero lamentablemente, la realidad de la Avenida Caracas no funcionó en Cali, Pereira o Bucaramanga. Los bajísimos flujos de pasajeros frente a los proyectados por los modelos y la lenta salida de los buses tradicionales se convirtieron –como informaron los medios de comunicación- en graves problemas que se salieron de control por la falta de planeación; la lentitud al expandir las troncales, estaciones y talleres; y la competencia desleal de los buses tradicionales. Y todo, por supuesto, sin haber previsto el impacto que tendría el uso de las motocicletas como medio sustituto del transporte público.

Desde entonces, los gobiernos locales y el Gobierno Nacional han tenido que salir a rescatar los sistemas de transporte público con inversiones que al finalizar el primer trimestre de este año, superan los $15 billones en un sistema que pese a los más de $10 billones invertidos por la empresa privada, sigue sin salir de la crisis.

La inspiración de los expertos le ha costado más de $530 mil millones a las finanzas de Cali; $380 mil millones a Medellín; $220 mil millones a Cartagena; $190 mil millones a Bucaramanga; $160 mil millones a Barranquilla; $142 mil millones a Pereira; y más de $110 mil millones a Soacha.

Lo grave es que el experto no tuvo problema en arengar su nueva fórmula mágica: las bicicletas y los ‘scooters’ (patinetas y monopatines eléctricos) como la alternativa para convertir el transporte en un medio para hacer ‘más amigables’ a las ciudades.

Ya veremos a alcaldes y ministros promocionando la nueva fórmula y poniendo (a la manera de inauguración) la primera piedra de lujosas ciclo-vías en calles y autopistas donde los conductores de buses y camiones se tienen que disputar cada centímetro del espacio público, y luego teniendo que diseñar programas públicos de emergencia para preservar la vida de los ciclistas y ‘escuteros’ que convencidos de las virtudes de la nueva fórmula, exponen sus vidas ante la irresponsabilidad de conductores que se pelean por pasar primero.