Los días del rayo

Estos han sido los días del rayo, del ruido, del estallido. Y el rayo ha sacado a la luz el racismo que estaba allí latente, disimulado; el desprecio y la desconfianza entre clases sociales; se ha abierto el sepulcro y ha dejado ver las costumbres blanqueadas del narcotráfico

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16 de may de 2021, 11:45 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:01 a. m.

Un graffiti reciente, en una pared de Cali, dice “el pacifismo es complicidad”. La frase impacta, y se repite de otra manera en chats, redes, videos, fotos, voces familiares y de extraños, pero el fondo es el mismo.

Varias generaciones, de muy distintos sectores e intereses, sienten ahora mismo que la violencia (la de las armas y la pasivo agresiva) está justificada y, por supuesto, que les asiste la razón para romantizarla, promoverla, causarla, alentarla, según el sesgo ideológico de cada quien.
Son tantos los sectores involucrados en esta crisis, tan radicalmente distinto su plan de país; tan antiguas y hondas las heridas, tan remendadas y mil veces abiertas las humillaciones y exclusiones, o tan enquistada la fe en la justicia por propia mano, que muchos se decantan por un sentido de la venganza justiciera.

Releo por estos días a la filósofa Martha Nussbaum, quien advierte que solo los ciudadanos que reconozcan sus propias emociones y comprendan cómo funcionan los mecanismos que activan el odio, la ira, la venganza, el asco, el miedo, serán menos manipulables frente a aquellas fuerzas que intenten agitar esas emociones para obtener réditos políticos y conducirnos, bajo el clamor de nuestras propias emociones alteradas, a entregarles nuestro aval, nuestra vocería, nuestro voto.

Dice Nussbaum que “el castigo puede concebirse desde un punto de vista vengativo, como una forma de devolver el golpe por lo que ya ha ocurrido. Esa es la actitud que estoy criticando aquí y que causa un gran daño social, pues nos lleva a aplicar una desagradable estrategia de acumulación de sufrimiento, como si así se compensaran realmente los daños de la ofensa o el crimen”.

Estos han sido los días del rayo, del ruido, del estallido. Y el rayo ha sacado a la luz el racismo que estaba allí latente, disimulado; el desprecio y la desconfianza entre clases sociales; se ha abierto el sepulcro y ha dejado ver las costumbres blanqueadas del narcotráfico y el paramilitarismo; se ha abierto el pozo séptico de tanta injusticia social y corrupción estatal, y hemos visto a los excluidos de frente, incómodos, imposibles de evadir.

El problema de pensar que la “acumulación del sufrimiento” legitima la violencia, es que se sabe por dónde se entra a nuevas espirales de destrucción, pero no sabemos cuánto tardaremos en salir de sus caminos, o a qué costo. Colombia ya tiene suficientes maestrías de sangre, como para entrar a otra más, una de la que quizá no haya retorno.
Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

Paola Guevara (Cali, Colombia). Escritora, periodista, editora y columnista de Opinión. Sus novelas 'Mi Padre y Otros Accidentes' (autobiográfica) y 'Horóscopo' (ficción), publicadas en español por Editorial Planeta y traducidas al italiano por Cento Autori, están en proceso de llegar al cine. Tras 21 años de destacada trayectoria en importantes medios de comunicación escritos nacionales y regionales, como Revista Cambio, Cromos, Casa Editorial El Tiempo o El País Cali, entre otros, desde el año 2022 es Directora de la Feria Internacional del Libro de Cali. Asesora en Protocolos de Familia, conferencista, gestora de proyectos editoriales y coach de escritura creativa, en la actualidad vive en Cali y escribe su tercera novela.

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