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Cali impacta

De tantas cosas duras que se dicen de Cali, y sin querer negar los territorialismos excluyentes que subsisten, cabe resaltar el alma alegre, cálida, generosa, expresiva e inquieta de su gente buena, que ha sabido apropiarse de la cada vez más rica y diversa agenda de la ciudad.

23 de septiembre de 2018 Por: Paola Guevara

En el último mes, Cali ha sido centro de peregrinación de numerosos y relevantes artistas, líderes y pensadores nacionales e internacionales. De las charlas con varios de ellos concluye uno que Cali es percibida, cada vez más, como una ciudad con calidad humana y sed de cultura, desde el primer contacto.

La respetadísima novelista, poeta, crítica y ensayista Marta Sanz, invitada a Oiga, Mire, Lea y al Festival Internacional de Poesía de Cali, me confesó que desde que puso un pie en Cali recibió más afecto, gentileza y apertura de las que habría imaginado. Sin hablar del componente gastronómico diferencial, con todas las empanadas, marranitas, aborrajados y luladas que anfitriones generosos le prodigaron.

Los escenarios los encontró llenos de público, ávido por saber más de su obra literaria y sus ideas. Se fue de Cali cargada, además, de nuevas historias, porque no hubo un solo día en que la gente no quisiera compartir con ella sus experiencias de vida, sus secretos, sus memorias familiares, sus vivencias extraordinarias. Vaya fuente de inspiración, ideas y temas.

Y dijo el poeta Alberto Ruy Sánchez que la España de donde viene es cada vez más europea, “la gente no cuenta sus historias”, cada vez hay más reserva, más distancia; eso de abrir la intimidad, de abrazarse con extraños, son privilegios en vía de extinción. Lo que se nos hace normal, quienes vienen de afuera lo perciben extraordinario.

Una visión idéntica tuvieron el lama tibetano Tritul Rimpoché y el teórico suizo Georg Engeli, invitados a Exposer 2018, quienes se mostraron conmovidos por la respuesta de los caleños durante su visita a la ciudad. De nuevo la expresión: “Eso se siente desde que uno baja del avión, es una fuerza del afecto impresionante”, dijeron.

Más reciente fue el Festival Internacional de Poesía. Cali, que hace diez años era vista por varios de los autores invitados como una ciudad golpeada, casi detenida en el tiempo, de auditorios semi vacíos e interés escaso, ahora los sorprende con una asistencia masiva por parte del público lector.

No es solo percepción. Hay cifras: este año el Concurso de Poesía Inédita de Cali rompió récord de participación, con más de 1370 personas inscritas (el año pasado fueron 840).

De tantas cosas duras que se dicen de Cali, y sin querer negar los territorialismos excluyentes que subsisten, cabe resaltar el alma alegre, cálida, generosa, expresiva e inquieta de su gente buena, que ha sabido apropiarse de la cada vez más rica y diversa agenda de la ciudad. Viene en octubre la Feria del Libro. Salgamos. Vamos. Acudamos. Las piezas dinamizadoras de la sociedad somos todos.

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