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Al rojo vivo

El dato: más de 12.500.000 votos no fueron para Petro. ¿Cómo se repartirán?

29 de mayo de 2022 Por: Vicky Perea García

¿Qué pasó con Sergio Fajardo? Hay frases que se instalan en el imaginario colectivo como una impronta imborrable. En redes sociales buena parte de las menciones descalificadoras se centraban en recordar que “prefirió ir a ver las ballenas”, lo cual no era delito, no era ni siquiera inconsistente con su postura política, o con su personalidad, pero sus detractores lo repitieron hasta la saciedad como una sentencia condenatoria que anulaba toda idea, todo esfuerzo, toda propuesta, toda trayectoria, toda validez de una carrera.

Quizá se suicidó políticamente cuando fue a ver las ballenas, gesto que en medio del enardecimiento nacional fue interpretado como demasiado tibio para las temperaturas volcánicas de Colombia. Este país quiere candidatos que vibren en el rojo vivo del liderazgo iracundo y dominador, o en el amarillo del carismático que toca guitarra y hace cabecitas con el balón. Pero Fajardo es azul académico, azul sereno, azul Pacífico, azul melancólico. No es una papayera, una cumbia, un vallenato. Fajardo es un blues.

Quizá la campaña de Fajardo nació muerta en esta oportunidad, para pesar de sus electores. Su momento pasó cuando un mal juego de alianzas dejó el camino abierto a la opción Duque-Petro, con el desenlace que conocemos.

Quién habría previsto que la llegada de Íngrid aniquilaría las ya endebles posibilidades del centro, esta vez. La carrera de desprestigio contra Fajardo, orquestada desde los polos, hizo mella también. Además los asesores le pedían lo imposible: dejar de ser él, borrar el ceño fruncido, abrir los ojos, ir en caliente contra Fico para arrebatarle el segundo lugar y, quizá, vencer a Petro en segunda vuelta. Estrategia ingenua, y contraproducente, pues lo empujó al rol (que no le sale natural) del tercero envilecido que araña al segundo y se ratifica, por tanto, muy pero muy lejos del primero.

Sorprende la crecida monumental de Rodolfo, quien le arrebató a Fajardo el rol de ‘alternativa’, pues no usó su tiempo para atacar al segundo en las encuestas, sino para encarnar él mismo la insatisfacción, para posicionar ideas simples como liberar del Icetex a los endeudados, como quitar los carros a los congresistas y posesionarse sin caviar ni champaña en el pueblo más pobre de Colombia, o acabar “la vagabundería” del gasto público. Rodolfo fue otro rojo vivo, con toques de amarillo carismático. El antipolítico.

En la primera foto ganan Petro, Rodolfo, las encuestas. Nada despreciable es la votación de Fico, quien jugará un rol definitivo en los días siguientes. El dato: más de 12.500.000 votos no fueron para Petro. ¿Cómo se repartirán? Lo que viene requerirá nervios de acero. Y agüita de valeriana.

Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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