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Y la culpa no era mía...

- Tenía 8 años. El abusador era uno de los mejores amigos de mis papás, casi otro hijo para mis abuelos. Yo tenía un vestido rojo, precioso. Lo conté solo a los 40 años... Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.

4 de diciembre de 2019 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

- Tenía 8 años. El abusador era uno de los mejores amigos de mis papás, casi otro hijo para mis abuelos. Yo tenía un vestido rojo, precioso. Lo conté solo a los 40 años... Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.

- Salía del gimnasio. Llevaba puesta una sudadera y una blusa pequeña. El tipo era mi amigo, se me lanzó a besarme y me llevó a una esquina oscura… Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía.

Miles de historias similares se replican por estos días en el mundo. Así como el himno transgresor del que hace parte el pegajoso estribillo “y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”. Todo inició con un gran performance ideado por el grupo #LasTesis, frente a la Plaza de Armas de Chile, en las manifestaciones del #25N (Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) y rápidamente se propagó hasta llegar a Sidney, París, Estambul, Londres, Madrid, México, Lima, Bogotá, Cali.

‘El violador eres tú’, es el nombre del himno, cuyas creadoras dicen inspirarse en la realidad y en las reflexiones de la escritora y antropóloga Rita Segato, una de las activistas más reconocidas hoy, por frases como esta: “Los crímenes contra las mujeres son vistos en general como un crimen menor”.

Si nos permitimos pensar en silencio lo que hay detrás de esta movilización, sin duda la más grande de los últimos años en el movimiento feminista, podremos entender que hay un clamor, una invitación fuerte y confrontadora a romper los históricos ciclos de violencia de género, que solo en el 2018 cobraron la vida de 3.500 mujeres en 25 países de América Latina y el Caribe. Durante el 2018 hubo 73 feminicidios en Colombia. En Cali van 21 este año. Y entre enero y septiembre, según Cali Cómo Vamos, 733 mujeres denunciaron alguna agresión sexual.

Era de esperarse que surgieran contra discursos descalificatorios al performance (tan típicos del posmachismo) como que esas mujeres que cantan en la calle quieren acabar con la vida de nuevos seres que vendrán al mundo, y blablabla. O que odian a los hombres, son feas, feminazis y tantos improperios más. Por fortuna también hay un coro de voces varoniles de apoyo a esta súplica.

Sin duda, en el camino para generar conciencia frente a la violencia de género, falta mucho por recorrer. Pero ¡ah bien! el que nos han hecho estos cánticos de tantas y tantas mujeres de todas las edades en todo el mundo (nada más ayer se realizó uno frente a la Biblioteca Departamental del Valle).

Para cerrar traigo a colación un verso que se propagó este miércoles en Colombia, para recordarnos que el 4 de diciembre de 2016, una niña de 7 años fue asesinada en Bogotá, después de haber sido secuestrada y violada, en un crimen que conmocionó al país:

“Y la culpa no era mía (Yuliana Samboní), ni dónde estaba (jugando al frente de su casa) ni cómo vestía (zapatitos blancos)”.

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