Caravanas de la muerte
“Esta es una ciudad sin Dios y sin Ley”. La frase del portero del conjunto donde vivo resume la impotencia ante una escena pavorosa que vivimos con frecuencia en esta zona y en otras tantas de la ciudad.
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

21 de oct de 2020, 11:45 p. m.
Actualizado el 24 de may de 2023, 12:36 a. m.
“Esta es una ciudad sin Dios y sin Ley”. La frase del portero del conjunto donde vivo resume la impotencia ante una escena pavorosa que vivimos con frecuencia en esta zona y en otras tantas de la ciudad, ante la presencia de las caravanas fúnebres que van repartiendo miedo a su paso. La de ayer a las 10:50 a.m. en el sector de la Avenida Guadalupe con Calle Primera fue impresionante: un equipo a todo volumen del que sonaba “tú eres mi hermano del alma realmente el amigo”, a la par de los pitos ensordecedores y los disparos que si de fogueo o de lo que sean no cesaron por varios minutos, y sé que venían así de muchas cuadras atrás.
En estado de alerta quedamos, al sentir desde nuestros apartamentos que estaban estacionados eternamente frente al conjunto. Luego vino el concierto con trompetas o cornetas o lo que sea, como si se tratase de un desfile o un espectáculo masivo.
Ya pasados los largos minutos que duró el evento, hablé con el portero que me contó que llamó a la Policía, pero que pudo ver que al final iba una patrulla y unos agentes en moto. ¡Cómo le parece! Como si no tuviéramos suficientes problemas de seguridad en Cali, nos toca destinar la Fuerza Pública a vigilar estos actos anárquicos para que no pase nada. Mientras tanto, las conversaciones en los grupos de vecinos de la zona se repetían “qué tal, estoy aterrada”, “qué miedo y yo tengo que salir”, así como los estados de Instagram de estudiantes atónitos que reciben clases virtuales desde sus casas y las quejas en redes sociales desde varios puntos por donde pasó el cortejo.
Increíble. No puede haber una escena más diciente y aterradora de lo peor que pasa en Cali que las caravanas de la muerte sembrando terror a su paso. Con buses llenos de gente, bebiendo y fumando marihuana y disparando como si estuvieran en el Oeste, con los CAI de la Policía al lado, que parecen de adorno. Y lo peor es que las mismas, como tantas otras cosas en esta ciudad, se nos volvieron paisaje y toca resignarse y tragarse ese sapo, porque qué miedo. Los antisociales hacen y deshacen hasta para llevar a sus muertos al cementerio, derrochando esa cultura traqueta y criminal que dolorosamente se nos quedó enquistada en el alma caleña.
Justo el martes ocurrió en otro sector del sur y hasta video alcanzaron a hacer. Y pasó la semana pasada y la antepasada y seguirá pasando, pese a las múltiples denuncias hechas de tiempo atrás.
Ya es hora de que se establezcan sanciones serias y normas que prohíban de manera contundente estas caravanas de la muerte en Santiago de Cali. Ya es hora de que paren estos espectáculos que sacan a relucir los demonios de nuestra amada Cali, que no merece vivir presa de la criminalidad y la delincuencia, repartiendo zozobra, como si viviéramos en una película infernal. ¡Ni más faltaba!
Sigue en Twitter @pagope

Comunicadora Social - Periodista y Docente de la Universidad Autónoma de Occidente. Caleñísima. Con 26 años de experiencia en una sala de redacción. Entiende el periodismo como una pasión, pero sobre todo, como una manera de transformar y servir a la sociedad. Ciudad, paz, género y niñez, los temas que le apasionan.
6024455000