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Ni un De Currea más

Lo que sigue sorprendiendo es que haya universidades que se hagan ‘las gringas’ con profesores que saben son acosadores

22 de enero de 2023 Por: Vicky Perea García

No es porque sea un ‘varón heterosexual’, tenga pene o lo quieran juzgar de ‘heteropatriarcal’ como él mismo ha dicho. Y menos que tenga que ser lgbti, negro, mujer o desplazada para ser persona. Las frases desatinadas con que el ‘prestigioso’ catedrático Víctor De Currea ha querido defenderse de las denuncias de acoso sexual que están por todas partes, solo confirman que se quedó sin argumentos.

Tampoco es diciendo que seguirá en la lucha contra ‘la inquisición’ de la que es ‘víctima’. Si es del caso, será en los estrados judiciales donde habrá de probar su inocencia. Lo que deja muy claro este episodio, que obligó a De Currea a renunciar al nombramiento a la Embajada de Emiratos Árabes Unidos, es que el acoso sexual es un hecho que no prescribe.
Puede que en ocasiones no lleve a la cárcel pero sí al castigo reputacional y ese puede llegar en el momento menos esperado.

Los testimonios de estudiantes de las universidades Javeriana y Nacional de Bogotá, donde el especialista en Medio Oriente ha sido docente, se han multiplicado. Reviviendo los que hace 4 años lo obligaron a escribir una columna en Semana titulada ‘De la cacería de brujas y la violencia sexual’, en la que aseguraba ser víctima de una persecución organizada. Ahora han sido Cambio, La Silla Vacía, Caracol, A Fondo, El Espectador, Semana y muchos más los medios que han publicado las voces de mujeres que lo señalan de acoso y violencia sexual. Testimonios donde hay un patrón de conducta, como suele ocurrir en estos casos, que inician con una invitación del docente a crecer junto a él, el ‘illuminati’ y a sentirse privilegiada por ser la elegida.

‘Señores’ maestros acosadores que enlodan el oficio que muchos honran: si bien, en otrora las mujeres y niñas guardaban silencio por miedo al ‘todopoderoso’ con que se enfrentaban, ya son profesionales que andan por ahí y en cualquier momento pueden armar un #metoo como el que acaba de ocurrir con ‘De Currea’. Eso, además de que las alumnas de hoy están inspiradas por el empoderamiento y tienen en su mano herramientas como el escrache (denuncia en redes sociales) probada con éxito para denunciar las violencias de género.

Lo que sigue sorprendiendo es que haya universidades que se hagan ‘las gringas’ con profesores que saben son acosadores, porque es que los señalados son ‘doctores’, amigos de los grandes jefes y otros blindajes que frente a la denuncia de una ‘niñita confundida’ son asuntos menores. En julio de 2022 el Ministerio de Educación expidió la Resolución 014466 de 2022, que le pide a las Instituciones de Educación Superior adoptar y fortalecer los protocolos mediante los cuales se incorporan lineamientos para la detección, atención y prevención de las violencias basadas en género. ¿Ya los tienen listos y ya los hicieron públicos?

Señoras y señores del gobierno del ‘cambio’: ¿No investigaron las denuncias contra De Currea antes de nombrarlo embajador? ¿Por qué desestimaron las alertas de la representante a la Cámara Jennifer Pedraza? Que dirá el Congreso frente al misógino trino del excongresista Germán Navas insultando a Pedraza: “Qué vergüenza que esta vendedora de piñatas de bazar de pueblo sea representante a la Cámara. Por elementos como este es que el Congreso cada día está más desacreditado”. ¿Por qué tanto silencio, fuera de lugar, frente a todas estas denuncias, en un gobierno elegido sobre las banderas de la igualdad y el respeto?
Sí, De Currea se quedó con las maletas hechas, no porque admitiera las denuncias, sino por la presión mediática.

Pero lo que este país y nuestra educación superior y básica necesitan es que no haya un De Currea más.

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AHORA EN Paola Andrea Gomez Perafan