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Lecciones de economía

Pero la única manera de crear empleo masivo bien remunerado es a través productos de alto contenido tecnológico, vinculando la economía a las cadenas internacionales de valor que los producen

24 de agosto de 2018 Por: Óscar López Pulecio

Tres lecciones básicas de economía en lenguaje llano. La primera: la disminución de los impuestos a las empresas no crea necesariamente nuevos empleos. La segunda: el desarrollo del sector agropecuario no construye una economía internacionalmente competitiva. La tercera: el empleo productivo, estable, bien remunerado solo se crea agregando valor tecnológico e intelectual a lo producido.

Vamos por partes. Cuando se habla de disminuir los impuestos a las empresas para que estas generen más empleos, se parte del supuesto de que la plata que van a recibir los empresarios se va utilizar en ese propósito. Ya se ha ensayado antes con pobres resultados.

Los analistas económicos, en la medida en que un ser humano normal puede entenderlos, han dicho que el efecto de la disminución de la tasa impositiva empresarial en Estados Unidos dispuesta por Donald Trump, ha llevado a que las empresas aumenten los dividendos a sus accionistas no a la generación de nuevos empleos.

Pero no era necesario especular sobre esos resultados recientes. El experimento ya lo había hecho Ronald Reagan y ha sido estudiado hasta la saciedad: la disminución de impuestos de la era Reagan llevó a una mayor concentración del ingreso y a una mayor inequidad, no modificó la dinámica de generación de empleo y llevó al cierre de programas sociales que se financiaban con los impuestos dejados de recibir.

Los empresarios aumentaron los dividendos o invirtieron en acciones o en modernización, lo cual disminuyó empleos, concentrando aún más los ingresos en los más ricos. El Ministro de Hacienda debe saber esa lección de memoria.

El abandono del sector rural hace necesario su rescate. Es la premisa sobre la cual se asienta la paz social en Colombia. Los campesinos son los colombianos más pobres y el Estado debe llegar a ellos con todas sus instituciones para darles una vida digna.

De otro lado, la agroindustria es un sector que se ha desarrollado de modo importante y tiene muchas fronteras por conquistar. Pero de allí a concluir que el futuro de Colombia está en la agricultura hay mucho trecho.

No hay ninguna economía desarrollada en la cual el sector agropecuario represente una parte importante del Producto Nacional Bruto (PIB). Por el contrario, a medida que un país se desarrolla su sector agropecuario va perdiendo participación. Esa es una de las señales del desarrollo. Los sectores agropecuarios modernos en sociedades desarrolladas son altamente subsidiados por el Estado por razones de seguridad alimentaria y compiten internacionalmente gracias a esos subsidios. El Ministro de Agricultura debe saber esa lección de memoria.

Así como no se llega al desarrollo produciendo aguacates tampoco se llega a ninguna parte produciendo artesanías y telenovelas. La economía naranja que estimula la creatividad puede ser una fuente de desarrollo de pequeñas empresas que debe ser estimulada.

Pero la única manera de crear empleo masivo bien remunerado es a través productos de alto contenido tecnológico, vinculando la economía a las cadenas internacionales de valor que los producen. Es la modernización de la infraestructura de transporte, de los servicios sofisticados, del entable industrial lo que genera empleo. El Ministro de Comercio e Industria debe saber esa lección de memoria.

Pero, oyendo lo que se oye en estos días, el tío Baltasar se pregunta si los ministros se sabrán esas lecciones.

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