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La maldición de Changó

Changó, dios de la guerra y los tambores, hijo incestuoso de Yemayá, la primera mujer, es destronado por rebelarse contra sus hermanos y en venganza los maldice con el destierro a manos de las lobas blancas.

16 de octubre de 2020 Por: Óscar López Pulecio

Changó, dios de la guerra y los tambores, hijo incestuoso de Yemayá, la primera mujer, es destronado por rebelarse contra sus hermanos y en venganza los maldice con el destierro a manos de las lobas blancas. Para los pueblos Yoruba del África Subsahariana, de donde salieron la mayor cantidad de esclavos para el Nuevo Mundo, es la maldición de Changó la que ocasiona el vergonzoso tráfico de esclavos de las potencias coloniales. Con ellos vinieron sus dioses, la carga del desarraigo definitivo y los sueños de libertad.

Manuel Zapata Olivella invitado por Léopold Sédar Senghor, el presidente poeta de Senegal, le pide que lo deje pasar una noche en el fuerte de la isla de Gorée, en Dakar, donde los cautivos esperaban ser embarcados. Desnudo, agobiado por el calor y las ratas, Zapata imagina entre la procesión interminable de almas desoladas una, quizá un antiguo abuelo, que le sonríe. Encuentra allí la clave de su libro central:
Changó, el Gran Putas; aunque el conjunto de su obra, reeditada por la Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle, es el más completo retrato de la presencia africana en Colombia, sus tragedias y sus logros, su fusión con la cultura española e india, su resignación y su rebelión. Su presencia tan ignorada oficialmente pero tan evidente en toda parte: la cultura, la música, el goce de la vida, la culinaria. En todas partes, menos en el escenario del poder.

La propia vida de Manuel Zapata Olivella, nacido hace 100 años (1920-2004) cuyo trabajo es tema central de la Feria Internacional del Libro de Cali, fue un esfuerzo continuo por rescatar y promover los valores de la comunidad afrodescendiente en Colombia, tan numerosa. A su alrededor se unieron los pocos personajes afrodescendientes que en las letras y la política fueron precursores de ese rescate desde los años cuarenta del siglo pasado. Ha sido una larga lucha contra la discriminación que aún no termina, pero en la cual se han hecho avances innegables. Empero, la maldición de Changó sigue allí.

Darío Henao Restrepo, prologuista de la edición de Changó, el Gran Putas, de la Biblioteca Afrocolombiana del Ministerio de Cultura (2010), resume en un párrafo afortunado la monumental novela de setecientas páginas: “Para organizar esta gran epopeya y darle forma novelesca al inmenso fresco que cubre quinientos años de historia, Zapata recurre a lo que él mismo denominó ‘realismo mítico’, una forma de interpretar los hechos históricos a través de la imaginación y del mito. Mediante la combinación de las realidades históricas con la mitología africana, la novela consigue rescatar y reconstruir la memoria de los pueblos afroamericanos”.

Son en realidad cinco novelas escritas en una prosa poética, llena de claves, de difícil lectura, que atraviesan el tiempo: la mitología africana de los orígenes; el período esclavista, con sus sufrimientos, resistencia y levantamientos; la revolución negra de Haití, que derrota nada menos que a Napoleón; el aporte negro a la independencia de la Nueva Granada, que incumple la promesa de la abolición de la esclavitud; y la lucha norteamericana por los derechos civiles, de Martin Luther King a Malcom X.

Una obra inmensa entre la mitología, la poesía y la historia, un tanto olvidada (Changó fue publicada en 1983), cuyo rescate, difusión y análisis es un aporte mayor a la clarificación de lo que es realmente nuestra cultura nacional, si es que existe.

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