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Un buen político

Hoy los americanos se ilusionan con un verano relativamente normal y una economía en camino a la reactivación. Logró la apertura de los colegios y firmó decretos contra el porte de armas.

23 de abril de 2021 Por: Muni Jensen

Hay quienes aseguran que la presidencia de Joe Biden va a opacar el legado mítico de Obama y que sus logros eclipsarán a los últimos presidentes de ambos partidos. Quizás sea una exageración. Recibió hace casi cien días un país revuelto, el covid persiste con obstinación a pesar de las vacunas, la economía sigue frágil y miles de negocios han cerrado. En la calle se respira descontento racial y agotamiento personal.
A pesar de los nubarrones, en sus primeros días el presidente ha cumplido y superado sus promesas de campaña en múltiples frentes.
Rodeado de un equipo experimentado y diverso, que trabajan como una orquesta, reestableció el conducto regular del gobierno, diseñó políticas ambiciosas en el campo nacional y emprendió movidas audaces en lo internacional.

Quizás la edad de Biden lo vuelva más arriesgado. Tiene poco qué perder, y su vida no ha sido fácil. Puede ser que al ser un hombre rico y blanco tiene más espacio para avanzar en temas sensibles como la reforma policial, los subsidios educativos y las reformas tributarias. Tal vez suceder a Trump hace más fácil gobernar. Lo cierto es que al final su éxito se debe principalmente a su experiencia: a sus tablas como Senador y Vicepresidente y su nariz política afinada por décadas. Su trayectoria le ayuda a priorizar, ejecutar y a intentar atravesar barreras partidistas en un país fracturado. Sus resultados en los últimos cien días son los más audaces, arriesgados y transformadores desde los primeros cien de Franklin Delano Roosevelt.

Es destacable su manejo efectivo de los dos líos más grandes, empezando por el monstruo del covid. Hasta ahora ha superado sus metas de vacunación y de acceso a inyecciones, y pasó por el Congreso un plan de estímulo económico costosísimo, para mitigar el impacto económico del virus. Hoy los americanos se ilusionan con un verano relativamente normal y una economía en camino a la reactivación. Logró la apertura de los colegios y firmó decretos contra el porte de armas. Y armó un gabinete de lujo con poca oposición del Senado. Gobernando está.

Es cierto que a pesar de su agenda vertiginosa y sus promesas conciliadoras, Biden no logra suavizar el rencor y la división que heredó de Donald Trump. Termina sus 100 días con una aprobación de 59%, pero con solo el 19% de republicanos, número históricamente bajo. Con un Trump silenciado en redes, se ha salvado de avalanchas de críticas, pero aún así no logra atravesar del todo el pasillo partidista, más ancho que nunca. Dentro de su partido también baila entre los vociferantes progresistas y los moderados como él, pero ha logrado mantener la unidad partidista.

Sus segundos 100 días serán más complicados. En temas migratorios, enfrenta los mismos retos que su antecesor, incluyendo una tormenta de derechos humanos en la frontera. La lucha por los derechos civiles se extiende por todo el país. Sus promesas de reformar la infraestructura están camino al Congreso, junto con un plan de rescate controvertido. La pelea será dura, pero Biden no tiene alternativa. O cosecha triunfos tempranos, o perderá en dos la mayoría en el Congreso que le permitirá gobernar. Él y su equipo están toreados y tienen muy presentes los riesgos.

Su política exterior se basa en cumplir promesas de campaña. El retiro de las tropas de Afganistán, el regreso al acuerdo nuclear con Irán, la activa participación en la agenda de cambio climático, mano dura con China y Rusia y realineación con Europa. El enfoque externo enfatiza los derechos humanos, la protección ambiental, energías limpias y equidad.
No se le ve entusiasmado con el comercio, pero promete respetar los tratados. Se acerca al sector privado pero también les promete impuestos tremendos. En seguridad nacional no cambia mucho de rumbo.

Al final, en lo que más ha cumplido Joe Biden es en reestablecer la normalidad. Su desempeño temprano sorpende dentro y fuera del país. Ojalá su ejemplo sirva para borrar el envalentone mundial por los 'outsiders', aquellos políticos aparecidos que hacen campaña antisistema, cautivan a los votantes cansados de los malos líderes, y al final no saben gobernar. Zapatero a tus zapatos. La solución no es elegir gente que se ufane de no pertenecer a la política, sino elegir a los que la saben ejercer bien.
Sigue en Twitter @Muni_Jensen