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‘Bidenomics’

El lío es que el mercado ha reaccionado de manera errática. Por un lado, los precios de autos, vivienda y comida están por el cielo. Por el otro, los trabajadores, aliviados por los cheques de “estímulo” económicos

4 de junio de 2021 Por: Muni Jensen

Llega el verano en Estados Unidos, y con el sol y los días largos llegaron las buenas noticias. Más vacunas covid, controlado el crecimiento del PIB 6,4% anualizado el primer trimestre, familias viajando, y restaurantes repletos. Según las cifras de esta semana, más de medio millón de americanos regresaron a la fuerza laboral, reduciendo el desempleo a un manejable 5,8%.

Parece que la apuesta de Biden y de Janet Yellen, su aliada en la Reserva Federal, está funcionando. El Presidente, cada vez más lejos de sus convicciones moderadas sobre el manejo económico, se embarcó en un audaz plan de recuperación basado en apoyos económicos, tasas de interés por el suelo, e inversiones enormes en infraestructura, energías limpias y subsidios a las familias más necesitadas. Su raciocinio es que nunca antes se ha vivido una crisis como la generada por el covid, y que salir de la crisis requiere de medidas excepcionales, grandes gastos y un poco de paciencia.

El lío es que el mercado ha reaccionado de manera errática. Por un lado, los precios de autos, vivienda y comida están por el cielo. Por el otro, los trabajadores, aliviados por los cheques de “estímulo” económicos han tardado un poco en regresar a trabajar. Mientras tanto, las tiendas y negocios buscan empleados desesperadamente y ofrecen sueldos cada vez más altos.

McDonalds, que se caracteriza por pagar poco a sus cocineros y cajeros, anunció aumentos de más de 10% para casi cuarenta mil empleados. Otros grandes empleadores, incluyendo al gobierno federal, se han visto obligados a hacer lo mismo. Para el Presidente y su equipo, que los empleados ganen mejores sueldos, es siempre una buena noticia. Para los escépticos, es una señal preocupante.

El comportamiento lento del empleo en el primer trimestre despertó preocupación por parte de economistas, incluso de su partido, preocupados por la inflación el propio Larry Summers, gurú demócrata, levantó la voz recientemente frente a los riesgos de un recalentamiento por exceso de gasto. Biden insiste en que al país hay que darle tiempo de recuperarse, y que eso requiere paciencia. El cronómetro esta prendido.

Los grandes planes de Biden no se limitan a Estados Unidos. Sus propuestas atravesaron el Atlántico, y llegaron a la reunión del G7 en Londres, donde el Presidente propondrá un plan para reformar el sistema de impuestos a nivel global, con la creación de un mínimo de 15% para las corporaciones internacionales. La lógica detrás de la propuesta es que, además de generar recursos para los miembros, se evita que las grandes empresas inviertan en su plaza, y no busquen invertir solo en países por sus ofertas de bajos impuestos. Suena lógico, pero no sin controversia. Para aquellos que buscan crecer, como Irlanda o Portugal, los incentivos tributarios son un fomento a la inversión extranjera.

El ‘Bidenomics’ está en la mira de los republicanos que no han tardado en recordar la pesadilla inflacionaria de los años 70 que acabó con la reputación de Jimmy Carter y abrió las puertas para el “gobierno pequeño” de Ronald Reagan. Acusan al presidente Biden de pagarle a los americanos por no trabajar, evitar un boom económico y frenar la recuperación. Sin embargo, el sentir popular y los números están de su lado. Después de años de rezago, Estados Unidos es hoy el motor de la economía mundial, superando incluso a China. No está claro si el ‘Bidenomics’ sea duradero, pero por ahora los mercados, los indicadores y el futuro son prometedores.
Sigue en Twitter @Muni_Jensen