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Los tusos

Aumentan los tusos –o rapados- e incluso los cabezas rapadas que es...

17 de marzo de 2020 Por: Mario Fernando Prado

Aumentan los tusos –o rapados- e incluso los cabezas rapadas que es el nombre de grupos neonazis por estas latitudes. De todos los pelambres, los hay desde colores serios hasta albinos y amenazan con quebrar a las Artes Franceses y demás estilistas del pelo masculino, que no varonil.Los tusados han optado por esta moda, unos por la calvicie –en algunos incipiente- y otros por el desastroso manejo de esas tres mechas que ya no sabían donde acomodarlas y se les habían convertido en una depresiva tragedia el pasarles una peineta o cepillo.Mejor tuso que con dos maticas de pelo encima de las orejas y mucho mejor rapado que con una colecaballo que los hace ver como próximos a salir del closet. Lo que pasa es que muchos semi calvos luchan hasta que no se les caiga el último pelo y así se vean ridículos, no quieren olvidar que Sansón le atribuía su fuerza a lo que lobamente llaman cabello.Del primer tuso del que tengo memoria es Yul Bryner ya pasado a mejor vida. Y hubo otro, músico cubano, de nombre Ignacio Jacinto Villa, a quien la cantante Rita Montaner apodó ‘Bola de Nieve’ por su cabezota blanca. Ignacio, diré ‘Bola,’ se hizo rapar quedando más espantoso de lo que era. Hubo también otros calvos famosos : Julio César, Napoleón, José Martí, Pablo Picasso, Pablo Neruda, Pablo Casals y Oscar de la Renta y rapados tan emblemáticos como Gandhi. Y otras figuras del séptimo arte: Bruce Willis, Alfred Hitchcock y Sean Connery son artistas calvos.Dicen que las mujeres gozan cuando un tuso juguetón les hace picardías y demás divertimentos mientras ellas les soban el cráneo. De ello no puedo decir nada porque si algo tengo es pelo en la cabeza, en el pecho y pare de contar.A su vez, los tusos con cabezas deformes son hasta repulsivos. Hay un político de tez tiznada de cuyo nombre no quiero acordarme, a quien se le brotan las venas craneanas cuando se embejuca y parece una bola de bolos lacerada y herida.Capítulo aparte merecen los tusos blanquecinos a quienes además se les advierten unas arterias azulosas amén de lunares y verrugas en el cuero cabelludo.Los tusos se tusan afeitándose, labor poco grata y algo peligrosa y no porque se lleven las orejas sino porque hay cavidades, promontorios y lunares inextirpables que no se pueden rasurar. Esta acción dispendiosa es más demorada que afeitarse. Requiere de espejo en el techo, atrás y laterales y mucha pero mucha paciencia, porque no hay cosa más fea que un tuso sin tusarse a ras o un tuso con sendas curasen sus heridas.De todas maneras –repito- es preferible un tuso o un poco pelo a esos ridículos vanidosos que se ponen tupé o peluca y se ven peores que un canoso teñido de negro ala de cuervo. Recuerdo la anécdota que narraba una amiga de un amante que tuvo y que en el momento de los kyries la emocionó tanto que, desesperada y al borde del abismo, le agarró el pelo y se quedó con el tupé en la mano, dejando al descubierto una cabeza pelada. “Nunca lo volví a mirar”, le dijo al pajarraco. Ah, y olvidaba una tusada peor y más íntima conocida como ‘la chimbiquiur’ que se practican sobre todo los muchachos para lucir lampiños como sus compañeras. Un conocido –ya mayorcitó- a quien le estaban practicando la misma operación cuidando de no intervenirle los alrededores, hubo de decirle a la afeitadora tras varios pasones por el vecindario: “suéltelo mijita que ya se tiene solo”.

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