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La sombra de Ospina

Después de una agria campaña, saturada de señalamientos y ofensas, confrontaciones agresivas y una hojarasca de palabras que enturbiaron los temas fundamentales de la ciudad.

7 de noviembre de 2019 Por: María Elvira Bonilla

Después de una agria campaña, saturada de señalamientos y ofensas, confrontaciones agresivas y una hojarasca de palabras que enturbiaron los temas fundamentales de la ciudad para pivotar de nuevo la manida polarización de clase y de ideologías -que poco cuenta a la hora de manejar una ciudad-, repitió Jorge Iván Ospina. Ganó holgadamente, sin espacio para quejas ni reclamos. Le llegó la hora de gobernar.

Gobernar sin distracciones sectarias ni vengativas, pero sobre todo gobernar sin asomos de corrupción. Ospina ya fue alcalde y dejó una estela, aunque sí los respaldos documentados de manejos non-sanctos de la cosa pública. Llámese favoritismo, prebendas, mermelada, contratos sastre -a la medida del proponente-, pago de cuentas con favores, atajos y marrullas, recovecos jurídicos fáciles de implementar desde el poder, la corrupción no siempre es un asunto fácil de probar. Ni de seguirle el rastro. Son múltiples los caminos para ejercerla sin dejar huella. Ospina y su círculo inmediato, estrecho y cerrado, sabe muy bien de qué se está hablando.

Esta vez Ospina tiene la posibilidad de lucirse y borrar cualquier manto de duda y llevar en alto las banderas de su partido, el Verde, en la lucha contra corrupción en su propia casa. La voz unánime de Colombia y de Cali es la de ponerle freno a este nefasto cáncer que corroe la sociedad. Esto marcará la diferencia, mucho más que los planes de los desarrollos o los énfasis que se le dé a la administración que pasa por las soluciones urgentes en seguridad, transporte, calidad y cobertura en educación, marcado todo por el gran déficit social que arrastra la ciudad y por cuya esperanza de acortar, votaron buena parte de los electores.

Las sombras que rodean a Jorge Iván Ospina tienen nombre propio: sus hermanos Diego Hernán y Mauricio. Comenzaron a funcionar desde la primera campaña, como consultor estratégico el uno y gerente y jefe de debate el otro. Repitieron en estas elecciones. Es vox populi, y Jorge Iván dice creerle a la voz del pueblo, que el empoderamiento que les dio en la primera Alcaldía fue ilimitado para interactuar, con todo el equipo de gobierno y exteriormente con contratistas, políticos y concejales, con quienes actuaron como interlocutores y mensajeros con plenos poderes. Exentos de responsabilidades formales podían navegar fluidamente en cualquier agua, en las profundas y las superficiales; las claras y las espesas. Pudieron así manejar a sus anchas los hilos del poder; un poder soterrado pero efectivo que trascendió a su administración.

Sin recato, los Ospina aprovecharon la condición de alcalde de Jorge Iván para impulsar la candidatura de Mauricio al senado, por el Polo Democrático, y coronaron en el 2010 y luego en el 2014, ya como exalcalde Jorge Iván se quedó con la curul, pero esta vez con el aval del Partido Verde y Mauricio regresó a la sombra. La suerte de los hermanos está también unida en las dificultades como la imputación de la Fiscalía que tendrán que afrontar el próximo 15 de noviembre por el contrato de publicidad por $ 460 millones a Visión Digital Comunicación Estratégica.

¿Será capaz el alcalde Ospina de realizar un ejercicio de gobierno distinto al anterior, transparente, sin sombras y sobre todo sin acudir al nepotismo, turbio vicio antidemocrático que la ciudadanía cuestiona y del que quiere sacudirse?

Sigue en Twitter @elvira_bonilla