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Planeta fracturado

Pocas dudas quedan que estamos ante el ocaso de un orden mundial y el comienzo de otro, que, como todos los comienzos, no ofrece sino incertidumbre

14 de marzo de 2023 Por: Vicky Perea García

Pocas dudas quedan que estamos ante el ocaso de un orden mundial y el comienzo de otro, que, como todos los comienzos, no ofrece sino incertidumbre, alta en este caso y grietas que cada día se profundizan más. En uno de los ejes de este mundo perniciosamente fracturado aparece la triada líder: Rusia, China e Irán. No son una alianza, no todos sus intereses coinciden, pero sí su comportamiento frente a lo que se creía era un orden caracterizado por la ausencia de guerras entre Estados, guerras de agresión de una superpotencia a un Estado débil y la no adquisición de territorio por la fuerza en clara violación del artículo 2 de la carta de Naciones Unidas.

La posesión del Xi Jinping es su inédito tercer mandato, tras cambiar los ‘articulitos’ de rigor, sacando del camino a posibles sucesores al ‘trono del dragón’, revive lo que por milenios fueron las dinastías gobernantes en China, siguiendo las enseñanzas de Confucio y confirmado el carácter autocrático del régimen, como se vio en la “toma” de Hong Kong tras las “protestas de las sombrillas” que buscaban mantener la democracia relativa que existía en el otrora territorio británico. Irán, por su parte, es gobernado por un ‘líder supremo’, figura religiosa del clero chiita y Rusia por un nuevo Zar, apoyado por la Iglesia ortodoxa y su patriarca Kirill.
Reencarnación en pleno Siglo XXI de viejos regímenes con “legitimidad divina”.

En China, Irán y Rusia se aplasta sin escrúpulos a la oposición interna, ya sea los Uigures enviados a ‘campos de reeducación’, las niñas y mujeres iraníes asesinadas en las calles por los esbirros del Ayatola o los opositores rusos a la guerra en Ucrania conspicuamente desaparecidos. Los tres acusan a Occidente de sus males y tragedias y dos de ello usan su gran garrote del veto en el Consejo de Seguridad para paralizar la institucionalidad internacional.

La guerra de agresión que lleva a cabo Putin contra Ucrania cuenta con el apoyo de sus dos compañeros de triada. China, aunque algo incómoda en un comienzo, ya más alineada con el Kremlin, otorgándole paraguas diplomático y quizás prontamente armamento e Irán enviado drones suicidas y misiles balísticos para indiscriminadamente matar civiles. En momentos que la guerra arrecia, en el terreno y en el aire, no es claro cuál será su final y si seremos testigos de hongos nucleares. De cómo esta termine depende en buena parte el nuevo orden global. Además, el futuro de Taiwán, reivindicada una vez más por Xi en su discurso de posesión.

En el lado aparentemente débil de la triada, Irán completa medio año de protestas contra el régimen tras el asesinato a golpes de la joven kurda Mahsa Amini por la ‘policía moral’. La brutal represión parece haber calmado los ánimos, sin embargo, la ruptura entre la población joven y la teocracia es evidente. En medio de todo, Irán, que cada día que pasa se acerca más a ‘la bomba’, se anotó un gol diplomático, restableciendo sus relaciones diplomáticas con Arabia Saudita gracias a la mediación de China que apareció como un fantasma en lo que era patio trasero de Estados Unidos. Después de todo, el príncipe heredero saudí, el verdadero poder, Mohamed bin Salman, es del mismo talante de la triada; ha eliminado, cooptado, exiliado o accidentado a posibles competidores, todos primos y familiares.

Aferrados a la triada aparecen los aprendices quienes dependen de su apoyo para su supervivencia: Venezuela, Nicaragua, Camboya, Myanmar y obviamente Corea del Norte, el más avezado de los discípulos con su poder nuclear.

Mundo fracturado, sin que por algún lado aparezca el ‘yeso salvador’.

Sigue en Twitter @marcospeckel