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Biden y el mundo que le tocó

Asumiendo que las varias demandas a su victoria electoral no prosperan, el 20 de enero de 2021, Joseph Biden Jr. tomará posesión como el presidente 46 de los Estados Unidos.

10 de noviembre de 2020 Por: Marcos Peckel

Asumiendo que las varias demandas a su victoria electoral no prosperan, el 20 de enero de 2021, Joseph Biden Jr. tomará posesión como el presidente 46 de los Estados Unidos, muy posiblemente luciendo un tapabocas, la prenda que marca esta época que comenzó hace casi un año y cuyo final no parece a la vista. En ese nuevo orden, la primera acción de Biden fue convocar a un consejo de expertos para enfrentar la pandemia que en Estados Unidos está dejando más de 100 mil infectados cada día, que fue protagonista durante la campaña e incluso pudo haber determinado la derrota de Trump por su manejo de la misma.

La agenda del nuevo presidente en sus primeros meses será fundamentalmente interna: la pandemia, una economía golpeada por el Covid-19 y las múltiples fracturas de una sociedad que no parece haber sanado las heridas de la Guerra Civil de hace 150 años, amén de otras más recientes. En enero, sabremos si Biden cuenta con mayoría en el Senado o si queda a merced de Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana, el escudero fiel de Trump en estos cuatro turbulentos años. Retornar a alguna forma de decencia en Washington es una tarea inaplazable, aunque en el ambiente de crispación actual parece poco probable.

Sin embargo, Estados Unidos no puede simplemente mirar hacia adentro, máxime cuando los desafíos en política exterior son múltiples, complejos, prioritarios y requieren atención inmediata. En un artículo escrito hace unos meses por el exvicepresidente en la revista Foreign Affairs dejó plasmada su visión de la política exterior americana: “Si abdicamos nuestra responsabilidad histórica de liderar, una de estas dos cosas sucederán: nuestro lugar lo ocupará otro cuyos intereses no son los del mundo libre o no lo ocupará nadie sobreviniendo el caos”.

Tras cuatro años de ‘America First’ el mundo se encuentra en una coyuntura en la que el multilateralismo agoniza, Estados Unidos ya no lidera, la Alianza Atlántica hiberna en sus crisis, China copa espacios y saca las uñas en el Pacífico, el Medio Oriente es la personificación de la anarquía, tiranos y dictadores pululan y el orden liberal construido alrededor de reglas y valores ha perdido su brújula.

El principal desafío para Washington lo constituye China con quien mantiene un conflicto multidimensional: comercio, el Pacífico, tecnología, derechos humanos, narrativa del Covid-19, Hong Kong y Taiwán, democracia y multilateralismo. Fortalecer alianzas y establecer un canal de comunicación con Beijing son claves para evitar un mayor deterioro en la relación que nadie sabe en qué podría terminar. El presidente electo, o en camino de serlo, ha anunciado que el primer día de su mandato retornará a Estados Unidos al acuerdo climático de París y rescindirá la salida anunciada por Trump de la Organización Mundial de la Salud. Dos pasos esenciales, no suficientes, para recuperar la confianza en Washington.

Frente a Colombia son evidentes los intereses comunes entre Bogotá y Washington por lo que las expresiones de que Biden ‘castigará’ a Colombia por declaraciones de algunos políticos son vacuas. Una alianza que comenzó en la guerra de Corea y se ha fortalecido con el paso del tiempo. Defensa de la democracia, combate al narcotráfico, terrorismo y crimen organizado, libre comercio, protección de la inversión, membresía en la Ocde, asociación a la Otan y apoyo diplomático multilateral, componen los pilares de una relación estratégica. Puede haber algunas voces críticas a Colombia en el partido demócrata y una que otra escaramuza, pero nada sustancial que altere la relación.

Sigue en Twitter @marcospeckel