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Daniel Molina | Foto: El País

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Marco Reus

Si en algo se parece el fútbol a la vida es en lo impredecible, en las certezas que pueden esfumarse.

23 de mayo de 2024 Por: Daniel Molina Durango

En ocasiones, quienes tenemos esa bendita manía de comparar el fútbol con la vida, nos ponemos sentimentales cuando encontramos historias de amor puro como la de Francesco Totti y la Roma, la de Paolo Maldini y el Milán, y la de Marco Reus con el Borussia Dortmund.

Con 34 años, una enorme cantidad de goles hermosos y unas cuantas lesiones encima que le restaron grandes posibilidades de haber figurado más, el elegante centrocampista se despedirá el próximo 1 de junio del equipo de sus amores disputando la final de la Champions League contra el Real Madrid.

Amor. Es difícil hablar de esa palabra en el fútbol de hoy en día, cuando el mercadeo, las redes sociales y el dinero árabe lo ha invadido tanto, que parece haberlo convertido en un deporte distinto al que nos enamoró.

Por eso, lo valioso de Reus fue mantenerse fiel y firme en el Dortmund, en las buenas y en las realmente malas, con esa camiseta amarillo eléctrico encima y adentro de su corazón, haciendo gambetas, piruetas y goles imposibles que permanecen en la retina de quienes seguimos algo de su trayectoria.

Resulta increíble encontrar, en tanto talento, una historia tan humana de fondo: Reus es hincha del Borussia desde pequeño, jugó allí siendo un niño y luego, ante la falta de oportunidades, tuvo que irse a probar suerte a otras divisiones del fútbol alemán. Pero la vida lo premió en el 2009 regresándolo al lugar que soñó, el estadio Signal Iduna Park, ese fortín en el que se mantuvo contra viento y marea hasta el pasado domingo, cuando se despidió de sus hinchas en casa con un golazo de tiro libre y 424 partidos encima.

En el 2013 y en su mejor momento, Reus comandó al Borussia a la final de la Champions League contra su archirrival, el Bayern Múnich. En un desafortunado partido, su equipo perdió, y se desmoronó ante la partida de sus amigos y socios en el campo. Hummels, hoy de nuevo club, se fue a jugar al Bayern, al igual que el goleador, Lewandowski, y el volante Mario Gotze, solo por dar algunos nombres.

Ahora, este 1 de junio, 11 años después de ese juego perdido, Reus tendrá su última función oficial como jugador del Dortmund en una situación similar: final de Champions en el coqueto Wembley, el mismo estadio de aquella vez.

Si en algo se parece el fútbol a la vida es en lo impredecible, en las certezas que pueden esfumarse. Por eso, gran parte de los corazones que vibran por este hermoso deporte, el más bello del mundo, esperan que Marco, el fiel de Marco, tenga su despedida soñada, ganando un título que le haría justicia al fútbol bien jugado, al fútbol hecho con amor.

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