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Sin remedio

Es el personaje principal de la única novela de Antonio Caballero (1984) quien acaba de dejarnos y cuya imagen se transformó en mi cabeza tras seguir cada fin de semana sus columnas en la prensa nacional; y luego de leerlo una y varias veces en su novela Sin Remedio que me hizo entregarme devotamente a su pluma

12 de septiembre de 2021 Por: Mabel Lara

Es la historia de un fracasado. La vida de un poeta frustrado que se ve representado en su entorno: la decadente clase alta bogotana de los 70, la maledicencia de su familia, su oscura ciudad y sus muy pocas pasiones. Ignacio Escobar es el padre del negativismo o del ‘Escobarismo’ que representa ese andar por la vida con todo en contra y la crítica en la boca.

Es el personaje principal de la única novela de Antonio Caballero (1984) quien acaba de dejarnos y cuya imagen se transformó en mi cabeza tras seguir cada fin de semana sus columnas en la prensa nacional; y luego de leerlo una y varias veces en su novela Sin Remedio que me hizo entregarme devotamente a su pluma.

Los relatos de Escobar, álter ego del escritor, son historias de una Bogotá nostálgica de apellidos rimbombantes, esclava del qué dirán, de vajillas y alfombras europeas sucias, viejas y empolvadas. Una aristocracia venida a menos que cobija la vergüenza de haber sido y la tragedia de ya no ser, entretejiendo redes de hipocresía, fragilidad y falsedad. Es el retrato de una Colombia que sobrevive a la violencia y que ve al resto del país como pueblo grande, ignorante e inculto.

Me causa gracia recordar cómo en Sin Remedio la familia de Escobar se refería a las mujeres de mi tierra con condescendencia. ‘Fina’ la única mujer que acompaña el sinsentido de Escobar es defendida una y otra vez por su tía Leonor de la peor manera: “Es caleña, sí, pero muy querida”.
Y otro de los personajes -el doctor Ernestico Espinosa- define de manera más puntual lo que la hipócrita familia del poeta frustrado entiende de las nacidas en el Valle Grande del río Cauca «Caleña es caleña -haciendo un guiño procaz-. Te lo digo como médico, ala. No como amigo». Lejos de las criticas resentidas o la molestia tardía, Escobar, de la mano de Caballero, nos muestra parte de lo que nos define: Para un colombiano no hay nada peor que otro colombiano”.

Como personaje nos plantea su crisis existencial, que es espejo de todos nosotros. Un fracaso individual como ejemplo del fracaso colectivo: acudimos al auto prejuicio para nombrarnos y construimos un país cargado de falsedad e hipocresía, que es contra el que finalmente se rebela Ignacio.

Vale la pena volver a leer ‘Sin remedio’. En honor a Antonio Caballero un pesimista irreconciliable o negativista como se autodenominaba. Su novela es una joya de la literatura colombiana entendida en su tiempo cuando estábamos embriagados del realismo mágico de nuestro Gabo y porque decidió convertirse en uno de los padres de la novela urbana, saliéndole al paso a la ‘novela de violencia’ del cual su padre, Eduardo Caballero Calderón, fue un autor insigne.

Caballero Antonio escribió y criticó muchas cosas durante toda su vida, pero es su única novela ‘Sin remedio’ un tránsito bien escrito por nuestros demonios como humanidad y nación, si es que ese es un concepto definido en Colombia. Es también el relato divertido, sensual y consiente de los matices que nos arropan como seres humanos y que para Escobar, como para el ahora inmortal maestro Caballero, nos desnuda y nos sentencia: tenemos pocas salidas, no hay remedio.
Sigue en Twitter @MabelLaraNews