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Periferia

Mas allá de cálculos políticos y componendas nuestra ciudad deberá dilucidar los temas disruptivos que guiarán la campaña propia

3 de julio de 2022 Por: Mabel Lara

La agenda mediática está inscrita ahora en el pre gobierno con el establecimiento de los cuadros del poder. Los nombramientos de esta semana dan tranquilidad a los mercados con José Antonio Ocampo en la cartera de Hacienda y Álvaro Leyva en la Cancillería, que se ha dicho será focalizada en los asuntos de la gran paz internacional.

Mientras eso sucede las bases electorales se sienten amenazadas con la llegada de estos liderazgos que ya conocemos en la gestión de lo público. La Colombia Humana, que luego se convirtió en el Pacto Histórico espera impaciente por su espacio, y es entendible; sin embargo, es muy temprano para dilucidar cuál será el modelo de administración pública del gobierno electo: ¿Será un gobierno de izquierda o una gran coalición de gobierno?

De la respuesta a esa pregunta dependerán muchas de las tareas que se desarrollarán en las elecciones regionales y desde ya se empiezan a barajar nombres para montarse en la campaña a alcaldías y gobernaciones. En Cali, por ejemplo, existe un listado de más de 12 personas que están en el sonajero de la administración local y todos se están cuestionando si el modelo nacional del Pacto Histórico o el Frente Amplio funcionarían en las elecciones de la comarca.

Mas allá de cálculos políticos y componendas nuestra ciudad deberá dilucidar los temas disruptivos que guiarán la campaña propia. El modelo de desarrollo agrícola, la pobreza, los jóvenes y las mujeres; la violencia, el desempleo y la situación de la periferia son asuntos por resolver.

El estallido social, que para muchos fue una toma armada estigmatizada, no logró generar una reflexión de fondo sobre el desarrollo que hemos tenido de espaldas a Siloé o el Distrito de Aguablanca. Quienes vivimos aquí debemos reconocer el desdén con el que asumimos ese margen que bordea nuestra ciudad; esa periferia del oriente y las montañas del sur, que no vive, sino que sobrevive en medio de la desidia y la miopía de las administraciones municipales.

El Distrito de Aguablanca elige al alcalde, y es un asunto de lógica matemática que pasa por sus casi un millón de habitantes. Las elecciones recientes nos demuestran que en el nororiente fue donde el Pacto sacó el mayor número de votaciones: comunas 13, 14 y especialmente en la 6 lograron cada una aproximarse a los 46 mil votos. Entendiendo que Jorge Iván se hizo elegir con 298 mil votos, podemos tener una idea de la importancia electoral de este sector hoy más que nunca.

Así como en Colombia nuestra propia periferia del nororiente viene pidiendo pista y exigiendo ser escuchada. Aquí nos acostumbramos a caminar en nuestras burbujas, y tenemos habitantes que jamás han recorrido la Avenida Ciudad de Cali y menos caminado por las escaleras coloridas de Siloé. Son dos o tres ciudades que no se tocan, no conversan, no se confrontan, no se ven y se miran una de la otra con desdén. Ojalá los ecos de la disrupción nacional podamos abrazarlos en la capital del Valle: exponer nuestros demonios, hablar de nuestros dolores y lo más importante, hacer visible las historias invisibles de la periferia. Ojalá nosotros también podamos hacer un gran frente amplio e incluso un Acuerdo por Cali basado en el compromiso y la reconciliación. Que los ecos nacionales se fortalezcan en lo local, ese es el camino para el cambio social.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews