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Pensar en grande

La infraestructura de nuestra ciudad debería jugársela para convertirse en una vitrina para congresos, conmemoraciones, charlas y ojalá conciertos, porque Cali no es solo salsa.

26 de febrero de 2023 Por: Mabel Lara

Cali ocupó el cuarto lugar del Índice de competitividad turística Regional de Colombia- Ictrc 2022, según los resultados del Centro de Pensamiento de Colombia.

El estudio que fue presentado en la edición 2023 de Anato destacó las fortalezas turísticas de la ciudad entre 330 municipios y ciudades capitales que evaluaron los desarrollos socioeconómicos, ambientales y culturales en el país.

La noticia no es nueva si se tiene en cuenta el avance que hemos tenido en la diversificación de las apuestas de aventura y especialmente pensando en los espacios geográficos con los que contamos para ofrecer a los propios y turistas una buena experiencia.

Cómo destino deportivo, la ciudad se ha convertido en un santuario de las actividades al aire libre; pero podría proyectarse mejor y con mayores opciones. Deberíamos arriesgarnos, por ejemplo, no solo a hacer una media maratón; estamos en mora de hacer una gran maratón.

También podríamos apostarle a tener una competencia en el Calendario UCI con el Departamento del Valle como socio. ¿Se imaginan una cronoescalada entre Cali y el Kilómetro 18 como sucedió alguna vez en la vuelta a Colombia?

La topografía, el clima y el gusto genuino que tenemos por los deportes aportaría a recuperar, de verdad, el orgulloso motete de capital deportiva de América.

Pance, el Parque Nacional Farallones, Pico de Loro, La Elvira, Peñas Blancas y el circuito de cerros tienen la oportunidad de promocionarse en grande como ruta para hacer senderismo de alto nivel.

Así como Cartagena y Medellín arropan la mayoría de eventos nacionales e internacionales, la infraestructura de nuestra ciudad debería jugársela para convertirse en una vitrina para congresos, conmemoraciones, charlas y ojalá conciertos, porque Cali no es solo salsa.

Y esta tendría que ser una de las grandes apuestas para los próximos años; si bien la caleñidad ha marcado la pauta para identificarnos como grupo social, las migraciones de los últimos 30 años han reconformado el carácter identitario pariendo una ciudad multicultural y ojalá en las próximas décadas como ciudad cosmopolita.

Tal cual como pasa en New York, Sídney, São Paulo o Singapur la riqueza de las colonias que llegaron desde el Departamento de Nariño, el eje Cafetero o el Litoral Pacifico podrían entenderse como pequeños distritos que resaltasen sus perfiles culturales y lográramos tener un mapa interactivo, un mosaico de orgullo mestizo, que, desde distintos orígenes, rearmarán la idea que hoy sostenemos sobre lo que somos.

Me alegra saber que vamos por una senda positiva para posicionar nuestra marca ciudad, pero podríamos dar más. Volvernos una de las ciudades más auténticas y potentes del mundo, madre de productos culturales que pudieran ser más consientes y organizados como resultado del brutal mestizaje que hasta misma se están produciendo en nuestros barrios.