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Los nuevos liderazgos

Hago parte de una generación comprometida con el valor de las grandes transformaciones y que sabe que los derechos individuales terminan donde empiezan los de los demás.

13 de octubre de 2019 Por: Lina Sinisterra

Hago parte de una generación comprometida con el valor de las grandes transformaciones y que sabe que los derechos individuales terminan donde empiezan los de los demás. Por eso, me considero muy afortunada de haber participado en una campaña cívica como la que lideró el alcalde Maurice Armitage hace cuatro años, junto a un grupo de jóvenes y caleños jugados por su ciudad, y que finalmente me llevó a trabajar en su gobierno. Hacer parte de un gobierno convencido de la legitimación cívica en la gestión pública y comprometido con la transformación de la ciudad a partir de lo social, ha sido una de las más lindas experiencias de mi vida.

Si el siglo pasado fue el de los países, éste será el de las ciudades. De ahí la importancia de la transformación con la que empecé esta columna, pues es determinante para generar cambios en las condiciones de vida de los habitantes. Porque en la medida que esos cambios ocurran, se generará un compromiso mayor en la consolidación de ciudades distintas, comprometidas con lo fundamental, que es la generación de oportunidades, bienestar y calidad de vida de sus habitantes. La Administración Armitage representa justamente eso, pues la intención del Alcalde, desde su primer día de gobierno, fue profesionalizar el servicio público, consciente de que eso genera las dinámicas necesarias para cambiar vidas.

Así, desde la Secretaría de Gobierno, a sabiendas de que la edad promedio de los caleños es cercana a los 29 años, le abrimos las puertas a una camada de jóvenes, seleccionados a través de rigurosos procesos de mérito sin connotaciones políticas y con genuina vocación por el servicio público. En este esfuerzo, fue fundamental que se comprometieran con el progreso de Cali, entregándose al bien común, sin privilegiar a particulares. Eso, el ingreso de las nuevas generaciones a la administración pública, y el empoderamiento femenino en un sector donde la participación masculina es predominante, son dos hechos que quiero destacar y que son imprescindibles a futuro.

Por mi formación familiar y vocación personal, abrir espacios a liderazgos femeninos ha sido natural y prioritario. En estos cuatro años fue algo que el alcalde apoyó por impulso personal, pues desde un comienzo me insistió en asumir la articulación de su gabinete durante mis primeros meses de maternidad, con las inseguridades que una mujer tiene en ese momento. Y lo asumí convencida de que el hecho que las mujeres tengamos la posibilidad de gestar un ser humano en nuestros cuerpos nos permite abordar los desafíos desde una óptica fundamental en el servicio público: la de tener en cuenta al otro en cada decisión que se tome.

Soy una enamorada de Cali y el Valle, y llevo sus raíces en mi corazón. Esas raíces me han formado una manera de sentir, pensar e interpretar, verbos que seguiré conjugando a favor de nuestra ciudad y nuestro departamento con entusiasmo, orgullo y convicción en pro de los nuevos liderazgos, mucho más diversos, que están surgiendo en nuestra ciudad – región. Esos liderazgos están llamados a desencadenar nuestro potencial, el cual debemos explotar para consolidar el protagonismo que nos corresponde asumir. De ahí que sea tan importante contrarrestar las nefastas prácticas políticas que conocemos apoyando a conciencia los nuevos liderazgos: los liderazgos de nuestra generación, soportados en trayectorias limpias, sin tachas ni sospechas.