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Mauricio Cabrera Galvis

Opinión

La vulnerabilidad externa

Colombia ha tenido la fortuna de contar con abundantes fuentes de financiación externa que le han permitido cubrir su déficit comercial.

17 de junio de 2023 Por: Mauricio Cabrera Galvis

La semana pasada mencionaba el enorme desequilibrio externo del país que se refleja en el cuantioso déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos que llegó el año pasado a un máximo de USD 21.500 millones, equivalentes a 6,2% del PIB. En 2015 el país había registrado déficits similares, pero con una diferencia muy importante pues en esos años el precio del crudo cayó a menos de 40 dólares por barril, mientras que el año pasado los precios del barril de petróleo fueron cercanos a USD 100, de manera que el déficit se produjo por el enorme crecimiento de las importaciones.

Cuando alguien gasta más de lo que tiene, o cuando un país compra en el exterior más de lo que vende, alguien debe financiar ese déficit; cuando esto se repite por años como ha sido el caso de Colombia después de la recesión de 1999, el país va acumulando pasivos con el exterior que lo ha hecho más vulnerable a las fluctuaciones de los mercados de capitales internacionales.

Colombia ha tenido la fortuna de contar con abundantes fuentes de financiación externa que le han permitido cubrir su déficit comercial. De una parte recursos de inversión extranjera directa que en lo corrido del siglo suman USD 227.000 millones, de los cuales el 38% ha ido para hidrocarburos y minería, el 16% para el sector financiero y el 15% a la industria. El sector agrícola solo ha recibido el 1,6% de ese total.

La otra fuente de financiación han sido los créditos externos por valor de USD 151.000 millones, de los cuales el sector público ha recibido el 56% y el privado el restante 44%. En consecuencia, como proporción del PIB la deuda externa del país pasó del 36% al 55%.

Como en economía no hay almuerzo gratis, y hay que pagar por esos pasivos externos. En el mismo período los inversionistas extranjeros han recibido dividendos por un valor de USD 166.000 millones (casi el 75% de lo que invirtieron), y por intereses se han pagado USD 82.000 millones. Estos dos rubros se contabilizan dentro de los egresos de la cuenta corriente y explican parte del déficit.

Por supuesto además de acumular pasivos con el exterior, los residentes del país también adquieren activos en el exterior. Colombianos han invertido cerca de USD 73.000 millones en empresas extranjeras y otro tanto en bonos y fondos de inversión internacionales; además el Banco de la República ha acumulado reservas por USD 58.000 millones.

De todas maneras son más los pasivos que los activos externos del país, por lo que la posición de inversión internacional neta llegó a ser negativa en USD 180.000 millones en marzo pasado. No es extraño este valor dados los déficits acumulados de la Balanza de pagos, pero sí es alarmante el ritmo de crecimiento, toda vez que a principios del siglo era de solo USD 25.000 millones.

La tradición de la estabilidad macroeconómica del país y su reputación de buen deudor, que nunca ha incumplido sus pagos, han permitido que hasta ahora se financien los crecientes déficits externos. Si se quieren mantener abiertas las fuentes de financiación es indispensable mantener esas condiciones, pero sobre todo es importante disminuir la vulnerabilidad externa del país con un gran esfuerzo público y privado para aumentar las exportaciones y sustituir importaciones de manera que se disminuya el déficit y se requiera menos financiación.

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