Columnista

La seducción

Nos recuerda que hay una belleza inigualable en la espera, en el cuidado mutuo y en la ternura que sana las distancias del cuerpo y del alma.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

Rafael Araújo.  Columnista.
Rafael Araújo. Columnista. | Foto: Suministrada a El País.

2 de dic de 2025, 02:46 a. m.

Actualizado el 2 de dic de 2025, 02:46 a. m.

La Seducción, de la escritora española Sara Torres, es una novela que nos invita a reflexionar sobre los intrincados caminos del deseo, la distancia y la fantasía.

Desde su planteamiento, se erige como una exploración profunda del poder de las imágenes, tanto en su capacidad de avivar el anhelo como de alimentar las expectativas que surgen en los encuentros humanos.

La obra no solo aborda la tensión entre lo tangible y lo imaginado, sino que lo hace con una sutileza que atrapa al lector, llevándolo a cuestionar las fronteras entre lo real y lo idealizado.

El erotismo y la fantasía sexual se presentan no solo como impulsos primarios, sino como manifestaciones de una necesidad más profunda de conexión.

Las imágenes, evocadas y recreadas con maestría, se convierten en un lenguaje universal que trasciende las palabras, dotando a la narrativa de una atmósfera cargada de intensidad emocional.

Uno de sus aspectos sobresalientes es cómo contrasta la vorágine del deseo con la potencia sanadora de la dulzura.

La historia sugiere que, en un mundo marcado por la prisa y la fragmentación, la ternura no es una debilidad, sino una fuerza capaz de curar las grietas del alma.

Por otro lado, la novela plantea un interrogante fascinante: ¿es el deseo más poderoso cuando no puede consumarse? La seducción, en este caso, no es solo un acto, sino un estado mental, una pulsión que se alimenta de las imágenes y las posibilidades.

Este enfoque transforma la lectura en una experiencia introspectiva, donde el lector se ve confrontado con sus propias fantasías y la naturaleza efímera de los anhelos humanos.

Finalmente, la novela se erige como una oda a la dulzura, entendida no solo como un bálsamo frente al deseo, sino como una manifestación de amor que trasciende lo físico.

En un mundo donde la gratificación instantánea parece gobernarlo todo, La Seducción nos recuerda que hay una belleza inigualable en la espera, en el cuidado mutuo y en la ternura que sana las distancias del cuerpo y del alma. Esta obra es, en esencia, una invitación a redescubrir la humanidad en los rincones más vulnerables de nuestra existencia.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas