La Colombia que queremos para 2026

Un principio de la democracia es el derecho a tener diferencias, incluso con aquellas personas que en un momento de la vida familiar o personal hayamos podido tener afinidades a nivel político o social. Pienso qué mal haríamos si dejamos que esas diferencias predominen en nosotros y dominen nuestros comportamientos, porque así es muy difícil lograr un camino de diálogo y entendimiento entre diferentes y lo más importante de perdón y reconciliación.

Como ya sabemos, en el año 2026 estaremos eligiendo el 8 de marzo a los integrantes del Congreso de la República, lo que significa que, si optamos por el sistema de listas abiertas, votaremos por una persona al Senado de la República y por otra muy diferente, posiblemente de listas a la Cámara de Representantes. En ese camino y con todas las dudas políticas, sociales, étnicas, religiosas y regionales que podamos tener, invito a todas las personas de Colombia, para que salgamos a votar por aquellos candidatos y candidatas que tengan definidos nortes éticos y hayan demostrado en la vida real estar al servicio del bien común y por el logro de una Colombia mejor, donde primero sea la gente empezando por los niños y las niñas.

Por eso, en el camino de saber ‘Unirnos en la Diferencia’, una práctica de vida que los demócratas debemos promover es todo lo relacionado con el desarme de la palabra y que los gobiernos locales, regionales o nacionales deben enseñar con su ejemplo de vida y estar siempre, no al servicio de los credos políticos o religiosos de los gobernantes, sino del bien común. Es decir, al servicio de todas las personas, sin importar que sean de derecha, centro o de izquierda.

Pasadas las elecciones parlamentarias y de acuerdo a los mandatos de nuestra Constitución Nacional, el 31 de mayo del 2026, estaremos eligiendo- posiblemente de un buen número de candidatos y candidatas de todas las tendencias políticas y sociales- al nuevo presidente y vicepresidente de la República. De no lograrse la mayoría de los votos requeridos, el 21 de junio de 2026 los elegiremos entre las dos personas que democráticamente hayan ganado el derecho democrático, con su respectiva fórmula vicepresidencial, de pasar a la segunda vuelta.

Por esa razón, y como persona demócrata que soy, invito a todos los ciudadanos y ciudadanas mayores de 21 años, en el país o en el exterior, para que tanto el próximo 31 de mayo como el 21 de junio votemos por un candidato o candidata a la presidencia y vicepresidencia de la República, que con su historia de vida haya demostrado tener nortes éticos. Nortes éticos como la cero tolerancia con la corrupción, el despilfarro y la violencia; con las desigualdades sociales, las contaminaciones ambientales y con todos aquellos vividores que independientemente de color político y social, siempre están aprovechándose del Estado, en detrimento del bien público.

Que sean estas elecciones la oportunidad de avanzar en la construcción de gobiernos democráticos de bienestar y equidad social, cuidadores y protectores del medio ambiente y la salud, y estimuladores de un ambiente político y social en favor de la reconciliación nacional.

En ese camino y por mi propia experiencia de vida, considero que en esa segunda vuelta, con todas las dudas y diferencias políticas que tengamos, los demócratas de Colombia debemos votar por aquella persona que nos garantice trabajar por una Colombia de cero tolerancia con la corrupción, los despilfarros y la violencia en todas sus manifestaciones. Que nos garantice trabajar para construir un país con más justicia social y ecológica en favor de la gente, empezando por los niños y las niñas.