El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Maceta caleña

Nada nos hace más caleños que nuestra cultura y tradiciones, como la de las macetas. Ellas nos recuerdan quiénes somos y nos evocan todo eso que ha sido reconocido en nuestra esencia como pueblo y que debemos rescatar y mantener...

30 de junio de 2022 Por: Juan Esteban Ángel

Calidez, color, alegría, dulzura, brisa que acaricia, atardeceres que acogen, todo lo que nos caracteriza como caleños se vuelve regalo en un palito de maguey, con figuras dulces hechas de azúcar, adornadas con papelitos de colores, banderas de Colombia y de Cali, y ringletes que parecen bailar al son del viento que baja de los cerros y de los Farallones.

En otras partes del mundo maceta significa un recipiente de barro cocido, que se utiliza para cultivar plantas. También es una herramienta similar a un martillo, pero de mayor tamaño, que usan los albañiles. En Chile, por ejemplo, es una pieza corta de madera dura que sirve para machacar. Solo en Cali llamamos maceta a esa tradición que ratifica nuestra multiculturalidad representada en su diversidad de colores.

En junio nuestra ciudad, desde La Flora hasta el Parque del Ingenio y especialmente el representativo barrio de San Antonio, se adorna de colores con macetas en forma de árboles, cuyo fruto azucarado -el alfeñique- recuerda el compromiso de solidaridad entre padrinos y ahijados, tradición que se transmite de generación en generación.

En el Siglo XIX, de las manos y creatividad de Dorotea Sánchez en el barrio San Antonio, nacieron las macetas, que han trascendido las fronteras de la ciudad y son desde 2013 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

Según la historia que conocemos, Dorotea, sin poder darles un regalo de cumpleaños a sus gemelos, Pedro y Pablo, y con solo un poco de azúcar en la cocina de su casa de San Antonio, mezcló el azúcar con agua, la hirvió en su fogón de leña, consiguió la melaza y como toda una artista moldeó figuras y antorchas que puso en palillos y obsequió a los niños.
Se dice que fueron los mismísimos apóstoles San Pedro y San Pablo, a quienes Dorotea invocó con gran fe, que enviaron a una bella dama para enseñarle dicha destreza de estos tradicionales dulces, por eso la fecha de dicha conmemoración es el 29 de junio, cuando se celebra el día de estos dos santos. Hoy las familias del Valle del Cauca celebran el día y el mes de los ahijados representados por esta dulce creación.

Gracias a la familia Otero, conformada por Sixta Tulia Llanos de Otero y José María Otero, también desde su casa en San Antonio, fue que esta tradición se consolidó. El alfeñique se volvió una receta popular y parte de nuestra identidad como caleños. No conozco otra ciudad que lo celebre de esta manera.

Hay muchas familias que hoy encuentran un sustento gracias a esta celebración y ayudan en su conservación. Enhorabuena se ha organizado nuevamente el Festival de las Macetas por parte de la Secretaría de Cultura Distrital con una agenda cultural, educativa y muestras comerciales que va del 29 de junio al 4 de julio. Ojalá los caleños respondamos comprando macetas para regalar a nuestros ahijados y así contribuir a conservar esta tradición. Vale la pena acercarse a San Antonio, eje central de esta celebración, y visitar el monumento que le hace tributo.

Nada nos hace más caleños que nuestra cultura y tradiciones, como la de las macetas. Ellas nos recuerdan quiénes somos y nos evocan todo eso que ha sido reconocido en nuestra esencia como pueblo y que debemos rescatar y mantener: la alegría, calidez, solidaridad, nuestra resiliencia, la creatividad para convertir las adversidades en oportunidades.
Conservar nuestro patrimonio cultural debe ser una tarea de todos, pues de esta manera siempre recordaremos que solo en Cali existen unas macetas llenas de dulces.