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¿Quién debe dar el aval ?

No es el momento de pensar en la forma de hacer nueva la política, de cambiar la forma de elegir a quienes la hacen con verdadero sentido de SERVIR y a su vez la estructura política de gobernar para que haya una...

14 de agosto de 2019 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Para entender el porqué del encabezado de esta columna, quiero desde mi espacio, eso sí con el verdadero sentido de la expresión: ‘parroquial’, traer a colación lo que en la labor pastoral de la Iglesia se afirma para que un plan de trabajo se aplique por todos los pastores y no se quede en mera planeación, aunque sea con expertos, las mejores técnicas y métodos: “Hay que hacer que todos se lo apropien, interviniendo en la construcción de dicho plan”; ese apropiárselo es conocer lo que se quiere y asumirlo como propio para que tenga doliente y se aplique.

Tendríamos que decir, que solo se compromete el hombre con lo que conoce y eso que conoce debe comprenderlo para que lo sienta como propio; para hacerlo así, debe haber una comunión entre lo que se conoce y quien conoce, de manera que cuando llegan los momentos para elegir algo, no se corra el riesgo de equivocarse, debe haber una verdadera intelección o familiaridad con el otro, debe haber confianza, credibilidad. En política y elecciones nos hemos equivocado tanto, que el desgano se generaliza cuando hay que elegir: tenemos tantos candidatos por conocer y no hay tiempo para ello; en el caso de octubre del 2019, encontramos que se han inscrito 179 candidatos para gobernaciones, 5270 para alcaldías, 334 listas con 3702 candidatos para asambleas, 9650 listas con 97.844 candidatos a concejos municipales, y 3336 listas con 14.199 candidatos a juntas administradoras locales.

Por supuesto estos datos son a nivel nacional, ahí está nuestro departamento y nuestros candidatos: para la gobernación, 9; para la Alcaldía, 9; al Concejo, 263, y a Asamblea, 220; pero reduciéndonos a lo nuestro, hagámonos una pregunta: ¿Conocemos al menos a los candidatos de nuestras juntas administradoras locales, que es lo más cercano a cada uno de nosotros? Y aquí surgen dos preguntas: ¿Quién los escogió? Y ¿qué plan es el que van a realizar si salen elegidos? Pero lo más grave es pensar en ¿quién es el que da el aval para que se inscriba y a nombre de quién? ¿De un partido político? ¿O de un conglomerado de personas que quieren ser representados por ese individuo? Y por supuesto: ¿Conoce las necesidades y el deseo y sentimiento de esas personas a quienes va a representar y es honesto y fiel para cumplir con esas personas?

No es el momento de pensar en la forma de hacer nueva la política, de cambiar la forma de elegir a quienes la hacen con verdadero sentido de SERVIR y a su vez la estructura política de gobernar para que haya una representación justa y equitativa, con igualdad de condiciones y sin exclusión, dando respuesta de participación a todas las regiones y sabiendo qué clase de Patria queremos y qué ser humano soñamos para consolidar la paz y que como decía el libertador tengamos la grandeza de morir a nuestras pasiones para que se consolide la unión, cesen las discordias y seamos una verdadera familia humana, que sea Nación y Patria para todos.