¿Quién debe dar el aval ?
No es el momento de pensar en la forma de hacer nueva la política, de cambiar la forma de elegir a quienes la hacen con verdadero sentido de SERVIR y a su vez la estructura política de gobernar para que haya una...
Para entender el porqué del encabezado de esta columna, quiero desde mi espacio, eso sí con el verdadero sentido de la expresión: ‘parroquial’, traer a colación lo que en la labor pastoral de la Iglesia se afirma para que un plan de trabajo se aplique por todos los pastores y no se quede en mera planeación, aunque sea con expertos, las mejores técnicas y métodos: “Hay que hacer que todos se lo apropien, interviniendo en la construcción de dicho plan”; ese apropiárselo es conocer lo que se quiere y asumirlo como propio para que tenga doliente y se aplique.
Tendríamos que decir, que solo se compromete el hombre con lo que conoce y eso que conoce debe comprenderlo para que lo sienta como propio; para hacerlo así, debe haber una comunión entre lo que se conoce y quien conoce, de manera que cuando llegan los momentos para elegir algo, no se corra el riesgo de equivocarse, debe haber una verdadera intelección o familiaridad con el otro, debe haber confianza, credibilidad. En política y elecciones nos hemos equivocado tanto, que el desgano se generaliza cuando hay que elegir: tenemos tantos candidatos por conocer y no hay tiempo para ello; en el caso de octubre del 2019, encontramos que se han inscrito 179 candidatos para gobernaciones, 5270 para alcaldías, 334 listas con 3702 candidatos para asambleas, 9650 listas con 97.844 candidatos a concejos municipales, y 3336 listas con 14.199 candidatos a juntas administradoras locales.
Por supuesto estos datos son a nivel nacional, ahí está nuestro departamento y nuestros candidatos: para la gobernación, 9; para la Alcaldía, 9; al Concejo, 263, y a Asamblea, 220; pero reduciéndonos a lo nuestro, hagámonos una pregunta: ¿Conocemos al menos a los candidatos de nuestras juntas administradoras locales, que es lo más cercano a cada uno de nosotros? Y aquí surgen dos preguntas: ¿Quién los escogió? Y ¿qué plan es el que van a realizar si salen elegidos? Pero lo más grave es pensar en ¿quién es el que da el aval para que se inscriba y a nombre de quién? ¿De un partido político? ¿O de un conglomerado de personas que quieren ser representados por ese individuo? Y por supuesto: ¿Conoce las necesidades y el deseo y sentimiento de esas personas a quienes va a representar y es honesto y fiel para cumplir con esas personas?
No es el momento de pensar en la forma de hacer nueva la política, de cambiar la forma de elegir a quienes la hacen con verdadero sentido de SERVIR y a su vez la estructura política de gobernar para que haya una representación justa y equitativa, con igualdad de condiciones y sin exclusión, dando respuesta de participación a todas las regiones y sabiendo qué clase de Patria queremos y qué ser humano soñamos para consolidar la paz y que como decía el libertador tengamos la grandeza de morir a nuestras pasiones para que se consolide la unión, cesen las discordias y seamos una verdadera familia humana, que sea Nación y Patria para todos.