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En sus intervenciones, los ganadores del Nobel dejaron sentir la importancia de lograr el perdón para poder vivir en paz, diciendo Nadia Murad de una manera repetitiva: “El perdón debe nacer de la víctima y...

21 de agosto de 2019 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Entre el 15 y 17 de agosto nos visitaron el médico Denis Mukwege y la víctima del pueblo yazidí: Nadia Murad, ganadores del Premio Nobel de la Paz en el año 2018 por sus acciones por reconstruir la vida, desde lo físico hasta la recuperación humano espiritual, de quienes han sido sometidos a violación sexual. Es como el grito al mundo entero de una víctima que se hace voz de los miles de mártires que no solo ha dejado el movimiento islámico Isis, sino los atacantes sexuales del mundo entero.

En sus intervenciones, los ganadores del Nobel dejaron sentir la importancia de lograr el perdón para poder vivir en paz, diciendo Nadia Murad de una manera repetitiva: “El perdón debe nacer de la víctima y no se le debe obligar a darlo, y ello se logra cuando escuchando al victimario le capta que verdaderamente está arrepentido y tiene vergüenza de lo que ha hecho”.

Nadia Murad insistentemente decía: “Debemos trabajar juntos con determinación para demostrar que las campañas genocidas no solamente fracasarán, sino que además supondrán la rendición de cuentas de sus perpetradores y que también habrá justicia para los supervivientes”.

Esa es la gran lucha de Murad. Llevar a los responsables de las violaciones, secuestros y matanzas a las Cortes Internacionales para que paguen por todo lo que han hecho. “Eso es para mí la justicia”, concluyó.
Hablando del perdón un connotado psiquiatra, perteneciente a la junta directiva de la Sociedad Española de Psicoanálisis, SEP, José Luis Lillo Espinosa, dice: “Creo que, desde el punto de vista psicológico, hemos de contemplar y concretar la naturaleza dual del perdón. Es un proceso psíquico que tiene esa doble configuración: una dimensión interpersonal (gesto interpersonal y por tanto exige presencia de una relación entre el victimario y su víctima); y una dimensión intrapsíquica (es intrapsíquico porque requiere la necesaria elaboración en esa dimensión para que se pueda solicitar y otorgar)”.

Exactamente eso es lo que afirmó consistentemente la Nobel de la Paz Nadia Murad.

¿Cuáles son los escenarios verdaderos en los que las víctimas puedan escuchar la verdad narrada por los victimarios? La Comisión de la Verdad en Colombia está escuchando la verdad oficial, es decir la del Estado, y la del opositor al Estado, es decir la de aquellos que entraron en conflicto y tienen su verdad y la razón por la cual se justifican.

Pero los damnificados de este enfrentamiento cruel, las víctimas, ¿son escuchadas de la misma forma y proporción? ¿Cuál es la razón de ser del Centro Nacional de la Memoria Histórica? Y al final, ¿cuál es la verdad?
Esa es la que hay que conocer de viva voz de los victimarios, para que al ser escuchada produzca en el otro esa dimensión intrapsíquica que logre la elaboración en esa dimensión para que se pueda solicitar y otorgar el perdón, sintiendo que quien provocó el daño está avergonzado y sinceramente siente la necesidad de reparar a quien agredió, y así poder entrar en el proceso de una paz estable y duradera.