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Globalización de la indiferencia

Para iniciar el año civil 2015, tal como se hace desde el...

7 de enero de 2015 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Para iniciar el año civil 2015, tal como se hace desde el pontificado de Pablo VI, se adelanta la ‘Jornada mundial de la paz’ y esta será la XLVIII, siendo la primera del papa Francisco el año pasado, el 2014, a la cual tituló: ‘¿Dónde está tu hermano?’. Su segunda Jornada la presenta como una continuación en el mismo tema: ‘No esclavos, sino hermanos’. Hace ya un poco más de quince años del secuestro colectivo más grande de la historia en un acto religioso: ‘La María’, cuando se produjo la tercera liberación, con el show mediático, fin perseguido por el movimiento guerrillero para su visibilización, a 17 días del secuestro, decía públicamente: “El Estado colombiano está secuestrado”.El Papa Francisco, en su mensaje del año pasado al hablarnos del deseo del hombre de tener una vida plena, nos coloca el anhelo indeleble de fraternidad, la cual nos invita a esa comunión con los otros, en los que no debemos encontrar enemigos ni contrincantes, sino hermanos a los qué acoger y querer. Siendo el hombre un ser relacional, destinado a realizarse en un contexto de relaciones interpersonales inspiradas por la justicia y la caridad, en las cuales se respete su dignidad, libertad y autonomía. Pero la ausencia de la verdad lleva a la explotación del hombre, su dignidad y su vida, esclavizándolo y secuestrándolo a los intereses de unos pocos, haciendo del hombre y su vida un nuevo esclavo, de la economía, del consumo, de la exclusión, de la eliminación de oportunidades, las causas que generan el conflicto que lleva a Caín a matar a su hermano Abel. Los actores del conflicto deben reflexionar para quiénes están sentados en la mesa de diálogos: ¿Para lograr la paz de los colombianos? O borrar definitivamente las causas por las cuales se llegó al enfrentamiento con el Estado y considerando hermanos a todos aquellos que hoy rechazan la muerte y la violencia y que han pasado por tantos años de dolor y sufrimiento, que quieren escuchar la verdad de los corazones, tanto del Estado como de los enfrentados con el Estado, de querer bajar las armas y buscar la reconciliación sincera, en la que todos pongamos de nuestra parte para reconstruir la Patria que queremos, en donde en medio de las diferencias no se excluya a nadie y se le abran todas las posibilidades de una vida digna, justa y respetable.Esta época de Adviento es oportuna para hacer una reflexión junto al mensaje del Papa por el compromiso para derrotar la esclavitud nueva que nos dan los conflictos armados, la violencia, el crimen y el terrorismo, con sus desplazamientos, el hambre, a costa de la pérdida de su dignidad, convirtiéndolas en víctima de esta nueva esclavitud; para que escuchemos la voz de la conversión y recuperar la esencia de la fraternidad y acogernos entonces como hermanos, no como enemigos, y así dar oportunidad a un nuevo cielo y una nueva tierra. Una Colombia libre y en paz.