Fraternidad, fundamento para la paz

Estamos en cuaresma, los cristianos – católicos, es un tiempo de gracia, es el momento de la conversión, de escuchar la voz de Dios, de no endurecer el corazón.

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26 de mar de 2023, 11:35 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 03:06 a. m.

Ya no sabemos qué decir para motivar a que trabajemos por la paz, mientras vemos que cada día estamos instigados por buscar lo que nos separa y no lo que nos une, entendiendo y deseando aquella cualidad del hombre que es la fraternidad, dimensión esencial del hombre, que es un ser racional. Ya el papa Francisco en su primer mensaje por la paz, el 1 de enero de 2014, nos decía: “La fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser racional. La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como un verdadero hermano; sin ello es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera”.

Además de lo dicho anterior, el papa Francisco nos señala que el camino normal, o el sitio específico en donde se empieza a aprender la fraternidad es en el seno de la familia, gracias a las responsabilidades complementarias de cada uno de sus miembros, en particular del padre y de la madre. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento primordial para la paz, pues, por vocación debiera contagiar al mundo con su amor; por eso en su exhortación: ‘Amoris Laetitia’, nos dice: “Dios tiene un sueño, el cual atraviesa por el corazón de la familia”.

Estoy convencido, que aun los que están desestabilizando la seguridad de la Patria, de los hombres, de la familia, también se cansan de vivir sin la paz y desearían lograrla; escuché en una conversación que por esas cosas del oficio y la providencia divina, estuve presente; entre Carlos Castaño y otros miembros de la sociedad colombiana y el arzobispo de ese entonces; cuando Carlos Castaño, le decía, al ministro del Interior: “Estamos cansados de la guerra, con ella no hemos logrado los objetivos deseados, queremos vivir en paz, pero no la veo posible, si todos los movimientos que estamos en guerra, no hacemos al tiempo la paz”.

En el libro ‘Soñemos juntos’, como en el mensaje del 27 de marzo, ‘Urbi et Orbi’ del papa Francisco, nos pide que, si queremos salir de esta tormenta que nos ha tomado por sorpresa, si no recuperamos la fraternidad, y nos consideramos como somos, hermanos, y remamos juntos, no saldremos adelante.

Estamos en cuaresma, los cristianos – católicos, es un tiempo de gracia, es el momento de la conversión, de escuchar la voz de Dios, de no endurecer el corazón.

En muchas oportunidades y con diversos gobiernos, el Eln en su historia de existencia ha iniciado conversaciones para la paz; pienso que históricamente la oportunidad última la tiene con este gobierno; los colombianos esperamos que así sea, pero así como con la mejor buena voluntad le pedimos a todos los alzados en armas, llámense como se llamen, que escuchen los gritos de los colombianos, de las innumerables víctimas en tantos años de conflicto, de una Patria herida por nuestra soberbia, egoísmo, arrogancia: que escuchen ese clamor, que en definitiva es el clamor de Dios por sus criaturas, pero también le pedimos a los políticos, a los líderes, gobernantes, a los empresarios que sean generosos para abrir sus corazones a quienes no piensan como nosotros, pero que son también nuestros hermanos.

Para que los escuchemos y en consenso abramos caminando juntos, el camino de una paz consensuada y en la que nos comprometa a todos,
porque todos aportamos el esfuerzo para remar juntos, para salir de esta división, politización que nos enfrenta y que no nos deja ver la riqueza de la persona humana, viendo en el otro no a un hermano, sino a un enemigo, recordemos, no somos perfectos, no somos dioses, somos humanos somos una familia, somos patria y si unimos cualidades y esfuerzos, saldremos juntos y llegaremos a puerto seguro.

Sacerdote, párroco en María Madre de la Iglesia en Vipasa y Prados del norte, fue director del Centro de Investigaciones de la Arquidiócesis de Cali, profesor de Teología en el Seminario Mayor San José de Panamá, y párroco en Buga y en Cúcuta. Escribe para El País desde 1999

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