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Juan Esteban Ángel

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Homenaje al maestro

Botero buscaba la belleza y la sensualidad en la representación del volumen, hablando de una realidad desproporcionada y exagerada, escondida en varios escenarios.

25 de septiembre de 2023 Por: Juan Esteban Ángel

Fernando Botero fue uno de los más grandes artistas plásticos de Colombia de los últimos tiempos, y su obra ha obtenido los más grandes reconocimientos a nivel internacional. Las principales ciudades de Colombia y del mundo exhiben sus esculturas en sus más importantes plazas y espacios públicos.

Fernando Botero llegó a ser el artista latinoamericano por el que más han pagado por alguna de sus obras, incluso en 2022 fue noticia que su obra Hombre a Caballo fue subastada en 4,3 millones de dólares, siendo tal vez la más importante en términos económicos.

Pero el precio de sus obras es tal vez lo menos sorprendente del maestro Botero, fallecido el pasado 15 de septiembre a sus 91 años. El maestro encontró desde muy joven su elección artística distintiva, creando un estilo propio que se convirtió en su firma: el boterismo, con una estética que exagera las formas y las proporciones de personajes, objetos, lugares y espacios, otorgándoles una presencia monumental y singularidad. Él mismo llegó a definir su estilo como ‘costumbrista y pintoresco’.

A los 16 años pintó su primera obra, La casa de la abuela, que ya mostraba su inclinación hacia las grandes y voluminosas formas que serán siempre su distintivo único, haciendo que su arte trascendiera. Incluso, enfatizó en el volumen en los primeros desnudos que dibujó y que publicó en el periódico El Colombiano. Fue expulsado del Colegio Bolivariano por una columna publicada en el mismo diario en honor a Picasso y la cual quedó como anécdota reivindicatoria cuando, 70 años después, el maestro inauguró una exposición en paralelo con obras del pintor malagueño.

El maestro, a través de sus obras, logró transmitir emociones, desde la alegría hasta la crítica social, en gran parte relacionada con Colombia. Con frecuencia mencionaba cómo las calles, los colores y la cultura de Colombia influenciaron su obra. Fue también insistente en afirmar que no pintaba “cuerpos gordos”, sino que sus personas, animales u objetos, exhiben la belleza del volumen como concepto, un conjunto de creencias que maduró durante años. Botero buscaba la belleza y la sensualidad en la representación del volumen, hablando de una realidad desproporcionada y exagerada, escondida en varios escenarios.

Botero entendía el arte como un disfrute que debe estar al alcance de todas las personas. Por eso sus obras están al acceso del público en las calles de distintas ciudades del mundo. Si siguiéramos los pasos de sus obras podríamos darle la vuelta al mundo. A través del pincel y las esculturas de Fernando Botero, Colombia ha estado presente en el corazón de París, Nueva York, Seúl, Baviera, Madrid, Barcelona, Oviedo, Estocolmo, Buenos Aires, Berlín, Hong-Kong, Lisboa, Florencia, Londres, Dubai, Singapur, Moscú, Montecarlo, Panamá, San Juan de Puerto Rico, Caracas, así como en Cartagena, Bogotá y Medellín.

Botero hizo que su arte fuera accesible y apreciado por colombianos. Donó muchas de sus obras a museos y espacios públicos en Colombia, permitiendo que personas de todas las edades y orígenes pudieran disfrutar de su arte. Estableció la Fundación Fernando Botero en Bogotá, con una importante colección de su obra y dedicada a promover el arte y la cultura. Además, donó una gran parte de su colección privada al Museo Botero en Bogotá, enriqueciendo el patrimonio artístico de la nación.

El legado del maestro perdurará en la memoria colectiva de Colombia y en la apreciación universal del arte, dejando una huella imborrable en la historia cultural del país y en la escena artística internacional. Paz en su tumba y gratitud eterna por su legado.

@Juanes_angel

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