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Mario Carvajal Cabal

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Guyana y Venezuela

en caso de existir un estado de guerra entre las partes, Nicolás Maduro podría cancelar las elecciones, argumentando que no es el momento propicio para estas, y continuar perpetuándose en el poder.

13 de diciembre de 2023 Por: Mario Carvajal Cabal

Las tensiones entre Guyana y Venezuela no cesan. La disputa territorial sobre el Esequibo ha sido el foco de una confrontación geopolítica entre las dos naciones desde 1831. En aquel entonces, el Reino Unido estaba consolidando el territorio que le había comprado a los Países Bajos, entre ellos el Esequibo. Aunque España reclamaba ese territorio como propio, las guerras independistas del momento impidieron que la corona tomara posesión de este. Estas tensiones aumentaron en 1850 cuando se descubrió oro en esa área, haciendo que Venezuela reclamara el Esequibo como propio. A partir de entonces, Caracas rompió relaciones con el Reino Unido.

En 1897, para aliviar las tensiones y definir los límites entre la Guyana Británica y Venezuela, ambos decidieron someterse a un Tribunal en París compuesto por dos jueces de Estados Unidos, dos de Reino Unido y uno de Rusia. Este tribunal decidió en 1899 que a Venezuela se le otorgaría control sobre la cuenca del Orinoco, mientras que a la Guyana Británica se le concedería soberanía sobre más del 90% del territorio entre el río Orinoco y el río Esequibo. Aunque se aceptaron estos límites durante seis décadas, todo cambió cuando Guyana se independizó del Reino Unido en 1966. Ante este suceso, el gobierno venezolano afirmó que el acuerdo limítrofe que el tribunal había dictaminado pasaba a ser nulo, pues la Guyana Británica dejaba de existir.

Ante una presión diplomática importante, en 1970 Guyana y Venezuela llegaron a un acuerdo en el Protocolo de Puerto España, de firmar un moratorio de 12 años, donde los dos países intentarían negociar los límites territoriales. Pasado este tiempo, en 1982, aún no existía un acuerdo entre las partes, lo cual derivó en que las Naciones Unidas asumiera en 1990 un papel de mediador entre las partes. No obstante, para el 2018, no se había llegado a un acuerdo, y las Naciones Unidas decidieron pasar el caso a la Corte Internacional de Justicia, para que definiera este pleito.

Para el 2015, tras unas exploraciones hechas por ExxonMobil, se descubrieron en la costa de Esequibo unas reservas de petróleo importantes. Según expertos, se estima que en esta zona, que compone más de dos tercios del territorio de Guyana, se podrían explotar alrededor de 11,000 millones de barriles de petróleo. Esto convertiría al país sudamericano en el mayor productor de petróleo per cápita del mundo y el tercero en Latinoamérica, llegando a producir más de 1 millón de barriles al día, más de los 750,000 que hoy produce Venezuela, y solo siendo superado por Brasil y México. Estos recursos naturales, al igual que las reservas aún no exploradas de gas u otros minerales, explican las tensiones actuales sobre la soberanía del Esequibo. Guyana ya ha otorgado licencias a 6 compañías para explotar el petróleo, algo a lo que Venezuela se opone hasta que se decida la frontera.

Tampoco es coincidencia que estas tensiones ocurran en una época electoral. El gobierno de Venezuela, ante las elecciones del próximo año, debe unificar el electorado a su favor y el reclamo del Esequibo es de los pocos puntos en el cual oposición y gobierno, al igual que sus ciudadanos, coinciden. Además, en caso de existir un estado de guerra entre las partes, Nicolás Maduro podría cancelar las elecciones, argumentando que no es el momento propicio para estas, y continuar perpetuándose en el poder.

Por consiguiente, aunque aún queda mucho por decidirse, estas tensiones no son nuevas y se agudizan por la coyuntura electoral y energética. También influyen la confrontación geopolítica entre China, Rusia e Irán, apoyando a Venezuela, contra los Estados Unidos, que apoya a Guyana. De esta manera, será interesante analizar lo que suceda en las próximas semanas. Por ahora queda solo incentivar el diálogo y la apertura de canales diplomáticos que puedan acercar a las partes a una negociación limítrofe.

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