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Los problemas del Cauca

El vecino departamento es uno de los más limitados en ingresos, recursos naturales y capacidad de gestión.

4 de diciembre de 2019 Por: Gustavo Moreno Montalvo

El vecino departamento es uno de los más limitados en ingresos, recursos naturales y capacidad de gestión. Su más importante desarrollo económico corresponde a la zona sur del valle geográfico del río Cauca donde hay agroindustria azucarera y papelera, e importantes instalaciones industriales más vinculadas a Cali que a Popayán, la capital departamental. Varias se realizaron en Caloto y Santander para aprovechar los beneficios fiscales de la ley expedida para ayudar a la región con motivo de la avalancha del río Páez en 1994. Es irónico que no hubo inversiones en la zona realmente afectada: el río desbordado es tributario del Magdalena. La geografía social y física del departamento es complejísima: hay gran diversidad étnica, con varios grupos de amerindios y notable comunidad afrodescendiente en la Costa Pacífica.

Las élites tradicionales, formadas desde la Colonia, abandonaron Popayán y se afincaron en Bogotá, con costo cultural para la comarca, pues quienes las relevaron tuvieron que descubrir el mundo exterior sin referentes acumulados por experiencias de generaciones previas. La Universidad del Cauca, destacada entre las pocas instituciones de educación superior en el país al terminar la Segunda Guerra Mundial, es hoy solo una de muchas. La ciudad no tiene actividad industrial de relieve. La topografía es accidentada; le corresponde buena parte del macizo colombiano, del que surgen los ríos Cauca y Patía, el primero hacia el norte entre las cordilleras Central y Occidental, y el segundo hacia el occidente, para desembocar en el Océano Pacífico tras romper la cordillera Occidental. La extensa zona costera, en los municipios de López de Micay, Timbiquí y Guapi, no es apta en general para la vida humana.

La ausencia de Estado efectivo, con seguridad, justicia, educación, salud e infraestructura adecuadas, es ideal para el narcotráfico. Es quizá el tercer departamento en área plantada con coca, y tiene corredores apropiados para hacer llegar el producto procesado a la Costa para exportación. El marco normativo sobre territorios para las comunidades indígenas y las negritudes no ha sido vehículo efectivo para construir soluciones de vida con bienestar y consolidar las culturas propias de cada grupo étnico.

El asunto es crítico: al igual que Nariño y Putumayo, el departamento es parte del mayor núcleo de cultivo, procesamiento y exportación de coca transformada, con presencia de grupos armados de múltiples perfiles, con diversos papeles en la cadena de valor. La negociación con las Farc no desembocó en la ocupación por el Estado de los territorios antes ocupados por la contraparte; como consecuencia de esta grave omisión entraron otros actores más violentos en los 80 municipios cocaleros, con consecuencias funestas para la población; el abandono de la periferia del país por los gobiernos, fruto natural del mal diseño de las instituciones públicas, asegura la desigualdad entre lo rural y lo urbano, y hace insostenible la situación frente al flagelo del narcotráfico. Así las cosas, los riesgos para Cauca y en general el Suroccidente son enormes; solo un cambio drástico de políticas nacionales en Colombia podrá rescatarlo.

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