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Lo que viene pasando desde hace algunas semanas en Cali es, a todas luces, anormal.

19 de octubre de 2022 Por: Vicky Perea García

Lo que viene pasando desde hace algunas semanas en Cali es, a todas luces, anormal. Todos los noticieros desembarcaron en nuestra ciudad y somos parte de las franjas más codiciadas en todas sus emisiones. Una situación poco frecuente.

No son noticias buenas las que nos dan la titularidad, tristemente. Pero esa atención es necesaria para que el país de vez en vez se deje de mirar al ombligo y para que nosotros nos despertemos sobre lo pasa en la ciudad. Especialmente porque frente al crimen crónico metastásico que nos carcome (que incluye la corrupción) estamos inmunizados.

Campanazos como el de Emcali, son clave para que no nos quedemos dormidos en los laureles. Políticos decentes como Diana Rojas se merecen todo el reconocimiento porque hasta pedir que las cosas se hagan bien es una tarea titánica cuando las mayorías tienen como prioridad únicamente su bolsillo.

Pero la invisibilidad de las regiones en Bogotá es igual dentro de las regiones mismas. Nuestra falta de cultura política que nos lleva a ni siquiera conocer a nuestros ediles, concejales y diputados se refleja aún más en nuestro desconocimiento real de las problemáticas que nos afectan.

Me sorprendió la rapidez, por ejemplo, con la que el Tren de Aragua pasó a ser un tema de conversación nacional al revelarse algunos casos mediáticos que se le atribuyen. Los bogotanos se indignan con que los roben, lleguen organizaciones criminales, escuchen casos brutales de violencia y crimen. Nosotros llevamos décadas y a niveles de lejos superiores en múltiples indicadores. Pero acá, además de que ya nos acostumbramos casi que a convivir con todas las formas de delincuencia, ni sabemos qué pasa.

¿Qué ciudadano promedio sabe quiénes son los bandidos que mandan en Cali? ¿Quién sabe de Cartago hoy después de las capturas de los capos del Cartel del Norte del Valle? ¿Quién conoce cómo en las ciudades las bandas tienen los barrios divididos y se asignan marcas de carros? ¿Quién sabe quiénes se llenan el bolsillo con llamadas y mensajes para estafar desde la cárcel?

El que sepa que levante la mano y se gane un premio. La información la puede haber, pero no fluye. O por falta de transparencia o por falta de interés. El punto es que no sabemos y sin saber no hay ni cómo decidir ni cómo exigir.

La ciudad necesita urgentemente actores civiles que ayuden en este frente, como lo hace la Universidad del Valle con Cisalva. Necesitamos más actores que ayuden a construir información, difundirla y usarla para ayudar. Estar a ciegas, por desconocimiento o por indiferencia, nos condena a estar como un corcho en remolino.

Yo me sumo a tocar la campana en lo que me corresponde. Ojalá haya otros que se sumen donde puedan hacerlo también. Cali nos necesita a todos.

AHORA EN Gustavo A Orozco Lince