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Una persona aguijoneada por la envida calumnió a su amigo porque este había logrado mucho éxito.

28 de abril de 2020 Por: Gonzalo Gallo

Una persona aguijoneada por la envida calumnió a su amigo porque este había logrado mucho éxito.

Con el tiempo fue consciente de que había causado mucho daño y se fue a meditar a un lugar de retiro guiado por un ser sabio.

Era una Maestra espiritual a la que le contó lo sucedido y preguntó:

¿Cómo puedo reparar todo el daño que hice a mi amigo. Ella dijo:

- Cerca hay unos corrales de aves, llena un saco con las plumas ligeras y pequeñas, y las vas soltando camino al río cercano.

Muy contento por realizar aquella tarea tan fácil, tomó el saco lleno de plumas, y regresó después de soltarlas todas.

Volvió sonriente donde la Maestra y ella le dijo: vete y vuelve a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal y búscalas.

El hombre se sintió muy triste, pues sabía que era imposible y no pudo recoger casi ninguna. Al regresar, la mujer sabia le dijo:

- ¿Ves? no has podido recoger de nuevo las plumas que volaron con el viento, como han volado de boca en boca tus calumnias.

Vete, expresa tu arrepentimiento ante tu amigo y de acá en adelante elige amar en lugar de juzgar y calumniar. Cuida tus palabras.

Sigue en Instagram @Gonzalogallog

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