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En la semana post electoral los mentideros políticos estuvieron llenos de especulaciones....

17 de marzo de 2014 Por: Germán Patiño

En la semana post electoral los mentideros políticos estuvieron llenos de especulaciones. Algo de eso comentaré, pero, pese al título de la columna, comenzaré con un hecho sorprendente.Según la Registraduría cerca de un millón y medio de colombianos se levantaron, salieron de sus casas, fueron hasta el puesto de votación, buscaron el lugar que les tocaba, hicieron la fila, recibieron los tarjetones y luego los marcaron mal. Casi 1.500.000 votos nulos. A estos se suman 842.615 personas que sencillamente los dejaron tal cual lo recibieron. Es decir, no marcaron nada en los tarjetones.En total, fueron 2.328.182 votos entre anulados y no marcados, un total mayor que el de cualquier lista al Senado. ¿Por qué sucede ese fenómeno? Pues no se trata de abstención, sino de ciudadanos que evidentemente salieron de sus casas con la intención de votar y, por alguna razón, no pudieron hacerlo o lo hicieron mal. No alcanzo a explicarme ese comportamiento, aunque aventuro una idea: en los tarjetones debe figurar el nombre del candidato y no un número. Cuando un elector se enfrenta a una sábana de números, sencillamente no sabe adónde marcar, pues él recuerda un nombre, y allí no hay ninguno.Se trata de un asunto elemental. Las campañas se hacen con el nombre de determinados candidatos y, en consecuencia, esos nombres deben aparecer en el tarjetón, en vez de un número. Por ese tipo de fallas es que se genera la confusión y millones o votan mal, o no pueden votar. La idea es que el sistema electoral les facilite a los ciudadanos el ejercicio de su derecho al sufragio y no que se lo dificulte. Hay que investigar por qué más de dos millones de colombianos no pudieron hacer efectivo su derecho a elegir, para tomar las correcciones del caso. Pues se trata del principal derecho político de la ciudadanía, que ahora está en entredicho.Como quedó en entredicho en nuevo Congreso elegido. Las acusaciones de fraude pululan. La desproporción entre población y número de senadores elegidos despierta sospechas. Nadie parece que pueda cantar victoria. Unos porque se hicieron falsas ilusiones, otros porque subestimaron a sus contradictores. Lo único cierto es que las tendencias de derecha salieron fortalecidas, mientras las de centro e izquierda alcanzaron una representación minúscula.Uribe, el adalid de la derecha radical, quedó en una situación enojosa, porque la votación por la listas de Cámara demostró que su capacidad de endoso es muy baja, apenas cerca de un 9% de la votación total. Lo que, reveladoramente, coincide con la expectativa de voto de su candidato presidencial. Queda claro que, si el nombre de Uribe no está en juego, lo votos no llegarán, por más campaña que él haga. En los mentideros políticos se especula con que, por eso, el uribismo está estudiando la posibilidad de que el expresidente no se posesione como senador y más bien se postule como candidato vicepresidencial de Óscar Iván Zuluaga. Una maniobra a lo Putin, que sería muy mal vista, aún por sus propios seguidores.Martha Lucía Ramírez está condenada a servir de comodín de los sectores en pugna. El Presidente no las tiene todas consigo. Y sólo Peñalosa parece tener un panorama promisorio, siempre y cuando mantenga su independencia y los progresistan comprendan que al país le sirve más una posición de centro, de Nueva Democracia, antes que otra de derecha extrema.