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Emilio Sardi

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El próximo apagón

La energía eléctrica que consumía el país en 1992, cuando hubo racionamiento, provenía básicamente de hidroeléctricas, cuya generación se vio muy afectada cuando la sequía ocasionada por El Niño secó los embalses.

1 de noviembre de 2023 Por: Emilio Sardi

Hasta que llegaron las lluvias de fin de año, la opinión pública estaba concentrada en la llegada de El Niño y en la posibilidad de que dicho fenómeno generara un racionamiento eléctrico. El agua y las elecciones desplazaron el tema del escenario, pero con seguridad retornará en un par de meses, cuando vuelva el sol.

Para ese entonces, probablemente El Niño ya nos acompañará y solo quedará la duda sobre el racionamiento eléctrico. La respuesta es clara: esta vez no habrá racionamiento. Así El Niño sea muy severo, hoy es casi imposible que suceda porque Colombia tiene un excelente balance entre generación térmica y generación hidráulica, que le permite atender sus necesidades de energía eléctrica aún en casos de condiciones climáticas adversas.

La energía eléctrica que consumía el país en 1992, cuando hubo racionamiento, provenía básicamente de hidroeléctricas, cuya generación se vio muy afectada cuando la sequía ocasionada por El Niño secó los embalses. Hoy, el 30,5% de la capacidad de generación nacional proviene de plantas térmicas, una base de generación firme que le permite al país enfrentar con éxito aun un Niño de gran severidad. Nuestra tranquilidad es aún mayor con las recientes entradas en operación de la ampliación a 566 MW de Termocandelaria y de la turbina tres de Hidroituango.

Lamentablemente, otro es el caso en lo que respecta al futuro distante. Partiendo de una capacidad efectiva neta de generación para 2023 de 18.777 MW, el Plan Energético Nacional 2020-2050, elaborado durante el gobierno Duque, aspira a llegar en 2050 a una capacidad instalada de 42.709 MW, un aumento total de 23.740 MW. De ellos, 18.450, MW, el 43,2%, corresponderán a energías renovables no convencionales (ERNC), fundamentalmente eólica y solar.

El problema es que la capacidad real de generación de las ERNC es menos de 20% de la capacidad teórica instalada. Esto quiere decir que el incremento de capacidad real que estas plantas le aportarán al sistema apenas equivale a lo que aportaría una térmica de 3.700 MW. Con esto, el hecho es que la capacidad total, efectiva, de generación se elevará, en términos reales, a cuanto más 27.949 MW. Este es un crecimiento de apenas 49% entre 2020 y 2050, mientras se estima que nada más de 2022 a 2035 el consumo incrementará en 53%, de 76.905 GWh a 117.341 GWh.

Cuando a lo anterior se añade que la mayoría de las plantas de ERNC se deben instalar en regiones apartadas y que, tanto ellas como su conexión al Sistema Interconectado Nacional (SIN) deberán surtir innumerables e interminables consultas públicas y obtener inalcanzables permisos ambientales, es claro que el tal Plan Energético Nacional 2020-2050 es una mera quimera que no atenderá las necesidades futuras de Colombia. El próximo apagón vendrá si no se le modifica para incluir un mayor aporte de generación térmica, que garantice el abastecimiento que el país va a requerir. La realidad debe prevalecer sobre la ideología. Lo demás es paja.

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Fue Ernesto de Lima un ser excepcional. Dotado de la sencillez que caracteriza a las personas verdaderamente valiosas, Ernesto fue un líder en quien brillaban el sentido común y el respeto por las personas. Su pérdida le deja un gran vacío al país, a la región y, particularmente, a quienes tuvimos el privilegio de conocerlo bien. Para mí, que disfruté de su amistad la mayor parte de mi vida, es una pérdida irreparable.

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