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“Dolor de mundo”

Las noticias de hoy superan el horror del día anterior. Y mientras saboreo mi helado, veo llorar al niño palestino o ucraniano o israelí, cómodamente sentada en mi silla favorita.

1 de octubre de 2024 Por: Gloria H.

Necesito con urgencia psicólogo que mitigue mi “dolor de mundo”. Porque así como se acepta que existe “dolor de patria”, me he encontrado sufriendo “dolor de mundo” y es insoportable, desgarrador, aniquilante. La sensación no se la deseo a nadie porque es como si tuvieras frente a ti una nube negra, un panorama oscuro, un precipicio, sin ninguna luz de esperanza.

Me pregunto si nadie más lo ve, si cientos, miles de seres humanos estamos obnubilados, idiotizados, anestesiados… entonces si va a ser cierto que ‘no vemos’ porque a través del miedo nos manejan. Que no permiten que despertemos y a punta de asustarnos, hacen con nosotros lo que se les antoje. ¿Quiénes? Habrá que empezar a creer en conspiraciones, ‘dueños del mundo’ y no sé cuántas otras explicaciones ‘traídas de los cabellos’ como parte del paisaje normal de la existencia. Por Dios, ¿es que no vemos?

Las noticias de hoy superan el horror del día anterior. Y mientras saboreo mi helado, veo llorar al niño palestino o ucraniano o israelí, cómodamente sentada en mi silla favorita. ¿Esto es sano? Este espectáculo que vemos todas las noches y al que pareciera nos acostumbramos, nos congeló las emociones, nos matriculó en la escuela del hielo y nos convirtió en indiferentes espectadores del horror. Definitivamente, un mundo loco, desquiciado, donde la rabia y la venganza superan con creces la solidaridad y la compasión. Razón tenía Tehilard de Chardin al decir que los humanos estamos a mitad del camino entre las bestias y los dioses. Según parece, cada vez más cerca de las bestias… La sensación de impotencia es indescriptible: claro, me puedo llenar de ira y “cobrarla” con el primero que se me atraviesa, o me puedo meter debajo de las cobijas y quedarme allí… ¿Son acaso las únicas opciones? ¿No les hierve la sangre?

Las mujeres en Afganistán no pueden hablar, salir a la calle, estudiar, ver por una ventana… por Dios ¿qué es esto? ¿No se puede hacer absolutamente nada? Las desgarradoras escenas de heridos, secuestrados, funerales, pobreza, enfermedades, en cualquier lugar del planeta… La naturaleza energúmena, ahogada por el fuego o por la lluvia. El cuerpo de mujer u hombre como instrumento de agravio, con una genitalidad enloquecida. Y la película continúa en cualquier parte. Escuchar sus discursos “queremos la paz, pero hasta que no muera el último de los matones, no nos detendremos”, te zambulle en un espiral de locura. ¿Qué es lo que dicen? ¿Se dan cuenta de la incoherencia? Seguir fabricando armas, disparar el consumismo, anestesiar con tecnología, agredir con ‘mi’ verdad, descalificar las ideas diferentes, matar a niños en las escuelas porque las armas deben protegerse, fabricar enfermedades ficticias para crear medicamentos que enriquezcan a algunos. Por Dios: ¿qué es este mundo? La impotencia más desgarradora se apodera de tu ser porque eres parte del espectáculo donde pareciera que el libreto ya está escrito y no hay forma de corregirlo. ¿Será que sí?

Dolor de mundo y sin poder hacer nada. Te conviertes en cómplice del show mientras la impotencia corre por tus venas. El único camino que queda es el compromiso individual de hacer las cosas bien, así sea en tu pequeño mundo, para mitigar un poco esta locura colectiva. A los que estamos de salida nos es más fácil. Pero los que comienzan ¿con qué esperanza viven?

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