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Helena Palacios, columnista.

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Dime qué lees

Una práctica y un clamor que mantiene su vigencia en estos tiempos de adicción a la velocidad de la comunicación.

14 de septiembre de 2023 Por: Helena Palacios

Hay un bello discurso del poeta, dramaturgo y prosista español de la generación del 27, Federico García Lorca, en el cual invita a sus paisanos a amar los libros y a buscarlos como amigos.

Se trataba de la inauguración de la primera biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros, en el corazón de Andalucía. Explica allí, a grandes trazos, el trabajo que le costó al hombre poner los libros al alcance de todas las manos, reivindica la cultura y pide que acudan a cultivar la inteligencia como único medio de liberación económica y social.

El poeta recuerda de niño haber oído a su madre leer en alta voz para ser escuchada por muchos, y recomendó a los maestros que se esmeraran en no enseñar la lectura a los niños mecánicamente, ‘como hacen tantos por desgracia todavía, sino que les inculquen el sentido de la misma, es decir, lo que valen un punto y una coma en el desarrollo y forma de una idea escrita’.

Una práctica y un clamor que mantiene su vigencia en estos tiempos de adicción a la velocidad de la comunicación, sin rigor en la gramática ni en lo sustancial al amparo de las redes sociales.

Concluye García Lorca con lo que viene a ser el título del discurso, en parte tomado en esta columna, así: ‘no olvidéis este precioso refrán que escribió un crítico francés del siglo XIX: ‘Dime qué lees y te diré quién eres’.

Cuando un pequeño aprende a leer se sitúa en el umbral ante un mundo a sus pies, porque ‘ancha es Castilla’, expresión coloquial que alienta la acción. Es el principio de la libertad para conocer y recrearse con imágenes e ideas que elabora la mente al comprender un texto, como no lo hace el cine o la fotografía.

Los contenidos a abordar se hallan en un universo que pasa en la infancia, por las cartillas que enseñan las primeras letras, y por los cómics que nos encantan y cuyos personajes no olvidamos.

Las lecturas de los padres, o el colegio que dirige a sus alumnos a la biblioteca para tomar un libro en préstamo, estimula a los escolares a recorrer nuevas dimensiones y lugares desconocidos. En la juventud se conocen autores y temas que apasionan según la inclinación, y más tarde otros más de interés, no importa el foco, la disciplina o el género, si viene bien al espíritu, porque no solo de pan vive el hombre.

Un gran número de personas guiadas por la curiosidad asiste a las bibliotecas públicas y adquiere el gusto de leer, gracias a lo cual algunos surgen en el campo de la escritura.

La programación del IX Festival Internacional de Literatura Oiga, Mire, Lea, es una oportunidad para escuchar las conversaciones con sus prestantes invitados. Los escritores son, sobre todo, lectores de libros y de la vida con sus entresijos, de cuyo sustrato nutren sus propias obras.

Valga mencionar a Manuel Vilas, escritor español que asistirá al IX Festival, pues sí que ofrece su profunda observación de un mundo familiar y social de una clase media en la España de la posguerra, en Ordesa, novela de no ficción. En una rica narrativa y sin recato, recupera la vida de sus padres fallecidos y su época, años 60, hasta el tiempo en que la escribe (2015).

Ser lector, a secas y llanamente, es la respuesta para considerarse un ser libre por su voluntad de adentrarse en la realidad y más allá, en la ficción de la literatura, sin la cortapisa de lo políticamente correcto o la burbuja de correligionarios que impidan comprender otros modos de pensar y vivir.

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