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Nuevo motor de la economía

Estos sectores naranja son un novedoso motor de la economía. Según el BID, las industrias creativas ayudan a generar valor, riqueza, inversiones, oportunidades de trabajo y desarrollo social.

16 de enero de 2019 Por: Claudia Blum

En conversaciones y discusiones cotidianas, cuando se habla sobre la prioridad que el actual Gobierno asigna a la economía naranja para el país, no tardan en aparecer los incrédulos que menosprecian el tema al considerarlo un asunto futurista o una simple moda. Son posiciones que, en el fondo, indican falta de conocimiento público sobre la preponderancia de actividades productivas que representan ya el 3% del PIB mundial, y que tienen en el país un potencial sobresaliente.

La economía naranja está más presente de lo que creemos. Todos los días aparecen en los medios de comunicación noticias sobre emprendimientos y logros de miles de colombianos en distintos campos del diseño, artes escénicas y plásticas, música, arquitectura, publicidad, fotografía, video, cine, en artesanías, literatura, producción editorial, publicidad, y más recientemente en el mundo de las aplicaciones informáticas y el software. Actividades todas ejemplo de economía naranja que tienen en común el impulsor de la creatividad, el sustento del talento, el conocimiento y el legado cultural, e incorporan progresivamente nuevas tecnologías y conectividad.

Estos sectores naranja son un novedoso motor de la economía. Según el BID, las industrias creativas ayudan a generar valor, riqueza, inversiones, oportunidades de trabajo y desarrollo social. Un estudio del Consejo Británico, la OEA y el BID afirma que la contribución de esta economía naranja al PIB en América va desde el 2% en Chile a más del 10% en Brasil y Estados Unidos. En Colombia, se calcula que genera un millón de empleos directos e indirectos, y representa el 3,4% del PIB. En 2022, las industrias del software, el turismo cultural, las artes visuales, y otras actividades naranja serán más del 6% del PIB en el país.

El presidente Duque ha sido un promotor incansable del tema desde su trabajo en el BID donde con Felipe Buitrago escribió el libro La economía naranja: una oportunidad infinita y después como senador cuando sacó adelante la Ley Naranja 1834 de 2017 que busca fomentar la economía imaginativa. Su compromiso sigue inalterable en su Gobierno, y ha conformado el Consejo de Economía Naranja, integrado por 7 ministerios y 5 entidades nacionales para estudiar y definir acciones e incentivos para el desarrollo de estos ingeniosos negocios. En la Ley de Financiamiento se aprobaron incentivos tributarios para los nuevos emprendimientos y así mismo, Bancoldex realizó con total éxito una emisión de bonos naranja por $400 mil millones, para financiar proyectos en este campo.

Para que el país aproveche su potencial en este sector hay que dar al tema la precedencia política y económica que merece como una apuesta valiosa llena de oportunidades económicas y sociales para nuestras distintas regiones y para las nuevas generaciones. Es importante que las autoridades territoriales, la academia, los gestores culturales, los artistas, los empresarios de tecnologías de información y comunicaciones, y emprendedores en campos relacionados participen en la construcción de la política nacional de la economía naranja que debe quedar reflejada en el Plan de Desarrollo que el gobierno Duque nos ha presentado. Para Colombia, dar prioridad a estos sectores será vital para ser competitivos en el mundo de hoy y para dar sostenibilidad y diversificar la estructura productiva del país gracias a industrias intensivas en creatividad e innovación.