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De Dionisio al Municipal

En hora buena se anuncia para este mes la finalización de la remodelación del Teatro Municipal, patrimonio nacional y uno de los tesoros más preciados de los caleños.

17 de febrero de 2019 Por: Claudia Blum

En hora buena se anuncia para este mes la finalización de la remodelación del Teatro Municipal, patrimonio nacional y uno de los tesoros más preciados de los caleños.

Según cuenta la historia, después del voraz incendio que destruyó el Teatro Borrero en 1917, espacio de disfrute artístico levantado en madera y situado en la Carrera 4ª entre calles 9ª y 10ª, se colocó la primera piedra del Teatro Municipal en 1918 con planos de los arquitectos Rafael Borrero y Francisco Ospina y se inauguró en 1927 con la ópera ‘El trovador’ de Giuseppe Verdi. Para la época la realidad económica no era boyante y se creó la Lotería del Valle con el único propósito de costear la construcción del inmueble.

De fachada barroca sugerida por rincones italianos con palcos en forma de herradura, su escenario inclinado hacia el público mejora la visibilidad y su proscenio acerca al espectador al escenario. El teatro conserva su foso para la orquesta y tiene capacidad para un poco más de mil personas que desde luneta, palcos, anfiteatro y galería pueden deleitarse con los hermosos frescos del ‘plafond’ motivados por el renacentismo italiano con toques coloniales del maestro Maurizio Ramelli, y un tríptico del payanés Efraín Martínez inspirado en ‘La María’ de Jorge Isaacs.

Nuestro teatro es uno de los más espléndidos del país y es la primera sala artística de Cali. En sus 92 años de vida ha acogido las más diversas manifestaciones culturales nacionales e internacionales: desde conciertos, cantantes y óperas, hasta escritores, danzas, circos y obras de teatro de todo tipo. Han hecho historia compañías de ballet como las de Nueva York, San Francisco, Georgia, el Hindú e Incolballet. Alexander Godunov, el célebre bailarín desertor del régimen soviético, dejó un recuerdo indeleble en la ciudad. El mimo francés Marcel Marceau y la singular artista Fanny Mickey también entregaron momentos imborrables, al igual que músicos e intérpretes caleños como Antonio María Valencia, el bajo-barítono Francisco Vergara, el compositor Santiago Velasco y la soprano Zoraida Salazar. Alimento para melómanos fueron los Niños Cantores de Viena, la orquesta de Cámara de Londres, el Cuarteto de Estocolmo, la Filarmónica de Moscú, destacados pianistas como el chileno Claudio Arrau y el argentino-italiano Luis Bacalov, y la mezzo Martha Senn.

Al valorar la contribución del Municipal a la cultura de Cali, se debe recordar el impacto histórico de la aparición del teatro griego en Ática en los siglos VI y V a. C. con cantos corales y bailes que se ofrecían al aire libre en primavera para honrar al dios Dionisio. O el origen de la orchestra, espacio circular donde el poeta lírico Tespis introdujo representaciones de textos literarios en las que hombres cantaban y bailaban acompañados de flautas. O el aporte de Frínico, creador del diálogo dramático que daría vida a la tragedia; y la decisión del tirano Pisístrato que creó la primera competición de tragedias a los pies de la Acrópolis, en el Teatro de Dionisio.

Casi todas las sociedades avanzadas han construido edificios especiales en los que la manifestación artística tiene su espacio para surgir. Los caleños debemos enorme gratitud a don Manuel María Buenaventura, precursor y motor de la construcción del gran coliseo y joya arquitectónica. Tenemos que preservar el Teatro por generaciones, para seguir fortaleciendo la cultura como eje de desarrollo de nuestra ciudad.