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¿A qué está jugando Maduro?

Nuestro reto es identificar y desestimar a los candidatos que promueven el discurso madurista en el país apoyados por la tensión creada desde la frontera.

15 de septiembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Los últimos anuncios del régimen de Maduro le sirven seguramente para desviar la atención frente a sus gravísimos problemas domésticos y a la crisis humanitaria que vive una Nación con grandes carencias de alimentación, trabajo, salud, seguridad y libertad.

Pero más allá de esto, sería miope negar que los recientes acontecimientos de Venezuela hacia Colombia están gestando interferencias en nuestras elecciones locales que benefician a los partidos que promueven el modelo de ‘socialismo’ populista fracasado en Venezuela y Cuba. No dejo de pensar que lo que estamos viviendo es más bien una elaborada estrategia de injerencia electoral, con pasos de animal grande a la vuelta de la esquina de los que aún no hemos tomado conciencia.

Venezuela se nos metió al patio desde hace más de 2 décadas, debido a gobiernos laxos que han brindado albergue a grupos terroristas. Es un secreto a voces que el Eln cruza la frontera como Pedro por su casa con el beneplácito oficial. Los disidentes de las Farc ‘Iván Márquez’, ‘Santrich ‘y sus compinches son llamados por Maduro “líderes de paz”, aunque buscan dirigir ataques hacia Colombia desde algún comando ubicado en el país vecino. Cada día se conocen nuevos datos sobre la forma como esos criminales actúan en conexión con funcionarios vecinos, en actividades logísticas, económicas y de narcotráfico, y cómo adiestran allá a sus milicias. A esto se suma el renaciente discurso incendiario del dictador ordenando ejercicios militares y justificando sus delirios con amenazas inexistentes.

Mientras tanto en Colombia, el ambiente de temor que va surgiendo en unas elecciones con anuncios de misiles y de intimidaciones terroristas desde el otro lado de la frontera le cae como anillo al dedo a sectores políticos que en plenas elecciones quieren hacerse elegir apoyados en sus peroratas contraevidentes sobre “paz” y “guerra”. Con sus arengas encaminadas a desinformar sobre el supuesto incumplimiento de los acuerdos de La Habana, a dividir nuevamente al país entre ‘amigos’ y ‘enemigos’ de la paz, y a propagar la doctrina de que si no se producen cambios extremos vamos a terminar en guerra en el corto plazo.

Discursos que buscan desprestigiar a nuestras instituciones y hasta señalan al presidente Duque como generador de una confrontación, cuando, por el contrario, son los grupos terroristas los que encauzan hacia esos senderos.

Lo sensato es no pisar la cáscara del careo verbal. El gobierno tiene por su parte el reto de enfrentar en el marco de la ley a muchos grupos criminales para defender la población; y de mantener hacia afuera su línea de acción diplomática que nos protegerá de la amenaza de agresión del dictador que de tiempo atrás no ha ocultado su interés de implantarnos su modelo de Estado populista y totalitario.

Por nuestro lado, los ciudadanos debemos estar atentos a votar a conciencia y no dejarnos contagiar del miedo que desorienta en tiempo electoral, y que solo haría el juego al proyecto de Maduro y sus aliados. Nuestro reto es identificar y desestimar a los candidatos que promueven el discurso madurista en el país apoyados por la tensión creada desde la frontera. ¡Ojo con quemar el voto en las elecciones de octubre! ¡Ojo con los candidatos populistas, que ahora se presentan como los ‘pacíficos’ pero que en el fondo promueven sistemas demagógicos, que una vez elegidos atropellarán todo orden legal y constitucional!