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De Francia a Quito y a Caracas

No se conocen muy bien los dos candidatos finales para la Presidencia. Emmanuel Macron es una especie de genio financiero sin duda un poco extraño en la forma como ha integrado su órbita familiar.

25 de abril de 2017 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Francia No se conocen muy bien los dos candidatos finales para la Presidencia. Emmanuel Macron es una especie de genio financiero sin duda un poco extraño en la forma como ha integrado su órbita familiar. Su esposa fue su profesora (no es el primero que se enamora de su maestra pero sí es de los pocos que se casa con quien le lleva 25 años y le aporta tres hijos). Será, sin duda el próximo mandatario de su gran nación. En quince días tendrá la oportunidad de derrotar a la extremista Marine Le Pen. Esta rubia cincuentona es agresivamente derechista. Confieso mi simpatía por la orientación política hacia el centro derecha, como conservador que he sido. Pero una cosa es una cosa y otra cosa son el fanatismo y las posturas extremas. A eso no le he caminado nunca. Jamás he conocido el sabor del sectarismo o de cualquier forma de radicalismo. Basta repasar nuestra historia para comprobar que cuando nos hemos enfrentado desde orillas opuestas hemos caído en las guerras civiles, en la violencia absurda y en la sangre. Pero en cuanto a mí, la señora Le Pen puede estar tranquila porque yo no me voy a volver francés, no voy a votar en Francia, ni a opinar en Francia ni a combatir en Francia. Me contento con reconocer desde muy lejos que Francia ha sido madre de la historia, de las libertades y de la democracia, de las letras, del arte y de lo más sublime, del desarrollo y de la riqueza. Pero ha padecido también serios ataques y turbulencias. Hoy tiene que sostener, con Alemania, a la Unión Europea y a buena parte de Occidente.

Se ve que quienes ocuparon los puestos intermedios en estas elecciones francesas (Fillon, Melenchón) sufragarán e invitarán a hacerlo por Macron. Como la elección definitiva será en quince días, yo ya veo ungido al joven social-demócrata contra la sombra de Le Pen. Y Francia seguirá siendo Francia. Fueron descartados conservadores y socialistas lo cual no dejó de ser sorpresivo y hasta sorprendente. Pero, como dicen allá, ¡vive la France!

Cuando hablo de esta nación inmensa no puedo dejar de recordar el precioso poema del gran talento boyacense, José Umaña Bernal. “Cuando yo digo Francia es como si dijera/dulzura y fortaleza y amor y gloria y gracia… Cuando yo digo Francia, Francia digo, y la veo como la he visto un día / lejana, sobre el atlas borroso de la infancia…”.

2. Ecuador. Nunca pude entender a Rafael Correa. Un hombre joven y brillante, con peso académico y carisma personal. Pero resultaron odiosos su chavismo, sus tics despóticos frente a la prensa y su discutible transparencia. ¿Fueron limpias las elecciones presidenciales? Hay que escuchar no sólo al candidato Lasso sino a medio país que no reconoce el triunfo del candidato correísta a quien por algo bautizaron con el nombre de Lenin. Esperemos plena claridad para que haya justicia y paz.

3. Caracas. Venezuela, por desgracia, está muy lejos de Francia en todo, pero, sobre todo, en seriedad electoral. Guarde Dios a la patria del Libertador a la cual han empantanado los Chávez y los Maduros y los Diosdados. Ante su nueva realidad nacional e internacional Maduro promete elecciones encima de los muertos. ¡Que se cumpla, por Bolívar! Que se realicen pronto, a la luz del sol, sin milicias armadas, sin motos asesinas, sin presos políticos, sin hambre y con medicamentos.