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Es cuestión de coherencia

Hace poco nació Daniel. Nació en Estados Unidos. Su madre se reincorporó...

14 de agosto de 2015 Por: Carlina Toledo Patterson

Hace poco nació Daniel. Nació en Estados Unidos. Su madre se reincorporó al trabajo hace un par semanas, con el dolor natural que siente toda madre al tener que dejar a su hijo de tan solo tres meses de nacido con una virtual extraña. Un día, mientras la familia rondaba en torno a Daniel, su madre gritó de la felicidad. Resulta que su empleador había consignado en su cuenta lo correspondiente a la licencia de maternidad. Le pregunté por qué estaba tan contenta si eso era lo normal y su respuesta fue dolorosa: en Estados Unidos los empleadores no están obligados a pagar licencias de maternidad. Quienes lo hacen es a su libre albedrío y ella consideró lo hecho por su empleador como un acto de generosidad y de aprecio por ella como ejecutiva.Eso es insólito. Estamos hablando de un país que se atreve a mirarnos de soslayo por abusos a los derechos humanos. ¿Y no son capaces de tener una legislación apropiada para lo que no solo es un derecho, sino un deber de una nación para proteger a sus niños? Lo existente son 12 semanas de licencia de maternidad, pero no hay un programa nacional para pago de estas licencias. Sí existe el Family Medical Leave Act para compañías con más de 50 empleados, pero quienes quieren acceder a los beneficios de esta ley, debe negociarlos… o rogarlos. Mi ejemplo favorito siempre había sido Lituania, pequeño y precioso país que hasta hace poco era el líder en beneficios. Esta nación Báltica tenía dos años de licencia con un pago de 90% del salario durante el primer año y 75% en el segundo. Sin embargo, este sistema ‘generoso’ terminó reventándose y puso en riesgo la estabilidad económica del país.Entonces como dicen, “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”. No obstante, la reacción de los empresarios frente al proyecto radicado en la Cámara de Representantes para extender lo nuestro de 14 a 24 semanas es indignante y también poco realista. Es evidente que saben poco o nada de primera infancia o, si saben, no les importa. El hecho es que el desarrollo integral de un niño entre 0 y 5 años depende de los cuidados que tenga en sus primeros meses de vida. Estamos hablando de nutrición, afecto, desarrollo sicomotriz, desarrollo cognitivo, por solo enunciar los más importantes. Lo obvio es que sea la mamá (o el papá) quien provea esos cuidados. Evidentemente los empresarios querrán empleados proactivos, dinámicos, saludables, inteligentes… pues ¿qué manera más obvia de asegurarlo que con un desarrollo integral del ser humano durante sus primeros meses? Es un ciclo.Ahora, sobre las aseveraciones acerca de las mujeres, su permanencia en los sitios de trabajo y los costos implícitos, los empresarios que se manifestaron en contra de la extensión de las licencias definitivamente demostraron que siguen siendo los neandertales de siempre. ¿Van a cerrarle las oportunidades de trabajo a las mujeres por quedarse en casa formando mejores seres humanos? Pues yo vi a la mamá de Daniel contestando correos y llamadas del trabajo mientras lactaba. Y aunque sé que no todas las mujeres viven con celulares y computadores como si fueran la extensión de su ser, sí sé que la mayoría, sin distingo de los cargos, nos caracterizamos por ser productivas, leales, comprometidas, apasionadas y buenas coequiperas. ¿Quieren resultados? Contraten más mujeres.De manera que yo sí invito a la reflexión. No pretendemos un modelo báltico insostenible, pero tampoco la edad de piedra donde no vemos la realidad en su contexto más macro.