Columnistas
Cali, memoria y futuro
Cali se proyecta hacia un porvenir esperanzador a partir de objetivos concretos y gracias al potencial que le ofrece la biodiversidad del Valle del Cauca y su cercanía al puerto de Buenaventura.
Enero es el mes perfecto para el inicio de una nueva administración de nuestra querida Cali. Es el mes en que predomina el espíritu de transición, de puertas y entradas que hace honor al dios Jano de la mitología romana (januarius: mes de Jano), representado en dos caras de perfil, una mira hacia atrás y otra hacia adelante, pasado y futuro.
El discurso de posesión del alcalde Alejandro Eder Garcés en el marco de la Plaza de Cayzedo ha sido fiel a ese espíritu de apertura, volcado hacia el propósito de unir y trabajar duro para proseguir el legado de una provincia que supo ser pujante y cívica. Es acertado ver en la diversidad cultural una fortaleza y reconocer que ella es nuestra historia y también nuestro futuro.
Esa visión es conveniente porque a través de la memoria se explican muchas de las dinámicas sociales, y contribuye al manejo de los asuntos de la ciudad y de los complejos problemas que afronta. A pesar de ser Cali una esperanza para la región del Pacífico y el país -no valorada suficientemente por el centralismo y presidencialismo en los gobiernos de turno – las dificultades por las que atraviesa constituyen un verdadero reto.
Asume el mandatario ese desafío, pero también es claro que corresponde a todos asumirlo con las acciones que se hallan al alcance de cada quien, en su barrio, en su transitar, en las calles, en el respeto al entorno, al medio ambiente y a la vida; en el respaldo a las autoridades y a las normas, en la recuperación e instauración de buenas costumbres. La decidida participación de los jóvenes y la ciudadanía en general, es fundamental y ojalá podamos apreciarla pronto.
En el tratado “Semántica de la ciudad y educación” del profesor italiano Mario Gennari, la noción de “ambiente” no se circunscribe al perímetro del territorio, es parte integrante de toda la estructura biológica, incluida la comunicación social y los lugares donde ella se desarrolla, públicos y privados, bienes culturales y centros educativos. La gran plaza “es siempre un lugar de encuentro hacia el que el habitante, el visitante, el turista se sienten llamados por un reclamo oculto y lejano” (p.121).
Solo se tiene un presente único y valioso para vivir la experiencia de reconocernos en la memoria y los lugares de la urbe, apropiarnos de ellos en el buen sentido de quererlos conservar y saber su historia, rechazar los actos violentos para una pacífica convivencia. “Y –en palabras del alcalde- si nos unimos y nos aferramos a los principios que hoy nos mueven, lograremos Revivir a Cali y devolverle la dignidad a nuestra ciudad”.
Se fortalece el tejido social y la pequeña y mediana empresa, así como las grandes obras sociales y públicas, cuando hay una administración honesta en el manejo de los recursos y en los procesos de contratación. El enfoque de la gestión atendiendo las necesidades, entre otras, de seguridad y generación de oportunidades mediante la articulación con el sector privado, redundará en el bienestar de la ciudadanía.
Cali se proyecta hacia un porvenir esperanzador a partir de objetivos concretos y gracias al potencial que le ofrece la biodiversidad del Valle del Cauca y su cercanía al puerto de Buenaventura. Su posición privilegiada le augura crecimiento en turismo y comercio, siempre y cuando lo permitan las condiciones de seguridad que dependen en gran parte de los Gobiernos Nacional y Departamental.