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Figura decorativa

El pobre desempeño de la actual vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez durante los 11 meses del gobierno de Iván Duque ratifica el porqué esa Institución ha sido tan cuestionada desde que se inició a partir de la...

18 de julio de 2019 Por: Beatriz López

El pobre desempeño de la actual vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez durante los 11 meses del gobierno de Iván Duque ratifica el porqué esa institución ha sido tan cuestionada desde que se inició a partir de la Constitución del 91.

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Con muy pocas excepciones, ni Humberto de la Calle, que renunció a la Vicepresidencia en el gobierno de Samper, ni Carlos Lemos, que lo reemplazó, ni Gustavo Bell, en el de Pastrana, ni Francisco Santos en el de Uribe, ni Angelino Garzón y Germán Vargas en el de Santos, lograron convencer al país de la real importancia del cargo. Casi todos fueron simples figuras decorativas como Marta Lucía.

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Humberto de la Calle, sin duda, un gran estadista. Pero este liberal progresista, que pudo formar con Samper una gran coalición para implementar los cambios estructurales que el país requería en las postrimerías del Siglo XX, prefirió renunciar cuando estalló el escándalo de los dineros calientes. Después lideró el Proceso de Paz de Santos pero la obstinación de un sector de la derecha por volver ‘trizas’ la paz, le truncó su ascenso a la Presidencia.

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Carlos Lemos, de la más rancia prosapia payanesa, reemplazó a De la Calle en septiembre de 1966 y terminó el 9 de agosto de 1998, sin pena ni gloria. ¡Ah! sí, por enfermedad del titular, reemplazó a Samper por una semana, donde hubo grandes festejos en la Casa de Nariño con invitados de frac y damas de traje largo. Al salir de la Vice, tuvo a bien, recibir su mesada como expresidente.

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Gustavo Bell, costeño, de origen conservador, le tocó en suerte compartir el poder con Andrés Pastrana. En vista de que el presidente no daba línea, prefirió ejercer el cargo de ministro de la Defensa, donde realizó una mejor labor.

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Llega el 7 de agosto del 2002, la era del presidente Uribe. Tuvo a bien nombrar a Pachito Santos como coequipero. Mi excompañero de redacción en El Tiempo no fue figura decorativa, pero quiso imitar a su Presi. Vean el trágico destino de Andrés Felipe Arias y de tantos otros, hoy tras las rejas. Pacho solo abría la boca para embarrarla, como cuando dijo que a los estudiantes revoltosos había que aplicarles corrientes eléctricas.

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Pero quizás la figura más vulnerable ha sido la de Angelino Garzón, vice de Juan Manuel Santos, del 2010 al 2014. Su inconsistencia ideológica y oportunista frenó su trayectoria de experimentado líder sindicalista. Quiso ser el gran conciliador, pero sus problemas de salud lo obligaron a bajar la guardia. Lo que nadie entendió fue su actitud frente a Santos, al convertirse en el palo en la rueda del gobierno.

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Sobre Germán Vargas habrá que decir que ejerció el cargo como si fuera el Presidente alterno, dado el poder que tuvo primero como ministro del Interior y de Justicia y, después de Vivienda. Allí inició la maratónica construcción vial de medio país. Al renunciar en el 2017 para no inhabilitarse pues aspiraba a la Presidencia, dejó un buen nivel de gestión y fue reemplazado por el general Óscar Naranjo, otro vicepresidente a la sombra.

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Regresemos con Marta Lucía, la primera mujer en ocupar el segundo cargo más importante del país. Sus credenciales eran las mejores: su paso por el Ministerio de Defensa, la hacían acreedora a ejercer como excelente coequipera de Duque. No ha sido así. El Presidente que está maniatado por el fuego amigo del uribismo, nada puede ofrecerle a su compañera de fórmula, sino pequeñas funciones, lejos de la Casa de Nariño, donde se amasa el poder real.