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Alfredo Carvajal Sinisterra

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Atravesamos una tormenta política

Cuando hubo las multitudinarias marchas que hasta sus más próximos colaboradores manifestaron que se debería reflexionar, no obstante, él las minimizó y las llamó marchas de la muerte.

17 de mayo de 2024 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

Se trata de una fuerte tormenta con origen en la Presidencia de la República. El presidente Petro no acepta que las finanzas de su campaña sean investigadas por el CNE. A los dos magistrados que tomaron la iniciativa de formular un pliego de cargos, los insultó y los acusó de estar comenzando un ‘golpe blando’. Estima que por ser presidente electo su autoridad prevalece sobre otras instituciones constitucionales y que continuará hasta donde el pueblo quiera. Él está invitando en sus alocuciones a un golpe contundente.

El viernes 10 de mayo en Cali amenazó que si las reformas no eran aprobadas como él las quería establecer, habría un estallido social, haciendo referencia a lo ocurrido en la ciudad en el mes de abril de 2021, cuando se incineraron buses del MÍO y sus estaciones, se asaltaron supermercados, se atacaron estaciones de gasolina, se amenazaron a los empleados de las empresas, se impidió la movilización de la ciudadanía, inclusive de ambulancias, en fin, se cometieron múltiples actos criminales. Él atribuye la culpa al presidente Duque y exculpa a los actores criminales, a pesar de las decisiones de las cortes. Bien distinta fue la reacción del sector privado que creo Compromiso Valle.

El presidente Petro no acepta sus responsabilidades. Si existe corrupción en la Ungrd, se trata de la responsabilidad exclusiva de sus funcionarios, no importa que pretendieran comprar los votos de congresistas.

Cambió la institucionalidad de la dirección de la salud de los maestros, lo que hasta ahora ha sido un fracaso, pero la culpa es del software, según él, no tuvo nada que ver.

Siempre se victimiza. La victimización produce lástima y solidaridad. Él bien lo sabe. Nunca le he escuchado responsabilizarse de algún error. Cuando se acusa a su gobierno de pésima ejecución, es culpa de sus ministros, como si un jefe no tuviese la obligación de hacerle seguimiento a sus subalternos para que se logre lo él propone ejecutar.

Desconoce que un grupo mayoritario de la ciudadanía no está de acuerdo con su gobierno. Cuando hubo las multitudinarias marchas que hasta sus más próximos colaboradores manifestaron que se debería reflexionar, no obstante, él las minimizó y las llamó marchas de la muerte.

Estamos frente a un ser que no cambia y al contrario se radicaliza. A quien no esté de acuerdo con su parecer, lo califica de su enemigo. Sus alocuciones son polarizantes. Propone un acuerdo nacional, pero previamente ha descalificado a sus contradictores.

Estamos frente a una tormenta política con consecuencias económicas. El aumento en el desempleo, el paupérrimo crecimiento, la falta de inversión, es resultado de la incertidumbre, de la desconfianza en nuestro próximo futuro.

Ha tratado controlar la gobernabilidad, aún de instituciones independientes que antes habían gozado de libertad, como el gremio de los cafeteros y las cámaras de comercio, por lo cual algunos empresarios se encuentran atemorizados. Si no se avispan, los arrastra la tormenta.

Se debe convocar un frente que congregue la mayor parte de nuestras organizaciones sociales que quieran defender nuestra democracia. Desde las más humildes, hasta las más encopetadas. No se trata de tumbarlo, como él lo pregona para victimizarse, lo que se pretende es hacer respetar nuestras instituciones y a quienes las representan.

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