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El carrusel de la muerte

Como todos los vicios que nos afectan, ya nos acostumbramos a la...

17 de noviembre de 2013 Por: Antonio José Caballero

Como todos los vicios que nos afectan, ya nos acostumbramos a la palabra Carrusel. La usamos en distintas denominaciones y para diferentes fines, casi todos “torcidos” como se dice en la calle.El más famoso es el Carrusel de las Contrataciones del cual nada ha salido en claro. Fueron tantos los protagonistas y tan variadas las acusaciones entre unos y otros que entorpecieron la investigación y en el desfalco. Y como van las cosas, vamos a quedar debiéndole a las palomitas, los primitos Nule de la feria de contratos en los tiempos del alcalde Samuel Moreno.Hay Carrusel en la DIAN. Por arte de magia descubrieron falsos cobradores que efectuaban falsas transacciones en importaciones ficticias. Por ahora sabemos que nos tumbaron 50 mil millones y el país sigue adelante.Y ahora, tal vez empujado por los sucesos sangrientos de estos últimos fines de semana en Cali, ha salido a flote un tema que se conoció hace algunos meses cuando fue capturada una mujer saliendo de la III Brigada con armas adheridas a su cuerpo. Estas armas deberían estar en el depósito que guarda las incautaciones a criminales que hace la autoridad militar. Pero al parecer estamos ante otro carrusel, quizá más peligroso que los anteriores: “la venta , alquiler o leasing”, como lo denominó el arzobispo Darío Monsalve, de armas asesinas para que sigan matando. Se les ofrecen por horas a delincuentes que pagan un dinero, y luego, “en falsos positivos de incautación, éstas regresan a la bodega de donde nunca debieron salir”. ¿Quién las alquila? ¿Quién tiene los contactos y quién vigila estas armas? La respuesta no la conocemos todavía por parte del ejército, aunque se ha dicho que están en investigación algunos oficiales de bajo rango. Parece que el desorden es total en el sitio donde las almacenan, y alguno contenedores aparecen vacíos, lo que hace deducir que no se sabe cuántas son las armas incautadas que salieron a delinquir nuevamente. ¡Muy grave!De este tema ya se habló, también sin resultados, en otras ciudades del país. Se llegó a saber que el alquiler de estas armas cortas costaba entre 50 y 60 mil pesos y los criminales debían regresarlas a las cinco de la tarde.Ante esta situación, no se qué hace pensar a los Comandantes de Ejército que lo mejor es oponerse al “plan desarme” con respuestas tan absurdas como que “las armas amparadas deben estar para la seguridad de los ciudadanos”. Viene la pregunta: ¿quién diablos se encarga de asegurar quienes son los buenos y los malos, si estos últimos han resultado dueños de pistolas amparadas por la ley, y andan en la calle amenazando ciudadanos inermes? Es “el amparo a las armas de algunos y el desamparo de la mayoría que no las tenemos”. Triste decisión porque los resultados del desarme cuando se aplicó en otras ciudades fueron buenos. Máxime ahora que vivimos la guerra de las bandas traquetas como la de la Barra de la 44, donde se supo que el arma homicida “había sido incautada tres veces” aunque no figuren las incautaciones en este desorden oficial.Señores Ministro y Comandantes de la Fuerza Pública: El plan desármelo piden la gente, las autoridades civiles y eclesiásticas. Desde luego, es mejor dialogar y no resolver con hechos sangrientos Pero hay que hacer algo para entender y detener este “Carrusel de la muerte”.