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Del perreo al bellaqueo

Como pasa siempre en Colombia con los problemas de la juventud, con...

21 de noviembre de 2010 Por: Antonio José Caballero

Como pasa siempre en Colombia con los problemas de la juventud, con sus expresiones y con sus manifestaciones musicales, físicas y eróticas, no atendemos a tiempo los llamados. No importa que éstas empiecen a producir más embarazos irresponsables y enfermedades de transmisión sexual a los pocos años de vida.Empezamos hace años con la ‘lambada’ que importamos del Brasil, que a su vez lo fusiló de Bolivia. Y como para todo tenemos explicaciones ficticias para no enfrentar el problema, justificamos sus insinuantes y sudorosos movimientos diciendo que era sólo el calor de Río en Colombia. Hubo entonces la primera alerta de profesores sobre deserción escolar a temprana edad y embarazos no esperados que la mayoría de las veces terminaron en abortos irresponsables y antihigiénicos, o en la muerte.Pasó esa tempestad y vino la ‘champeta cartagenera’. Eran épocas de reinas, como ahora, pero ya la cosa iba con menos ropa, con más contacto físico y con poses que explicamos entonces como herencia del sensual mapalé de nuestros ancestros negros. Según tal teoría, era la manera en que los esclavos daban rienda suelta a sus frustraciones en las pocas fiestas que permitían sus amos. Igual la cosa suponía más alcohol y más embarazos que ocasionaron más de una pelea de barrio que terminó en puñalada.Se calmó ese ciclón cartagenero y entonces importamos el ‘reggaeton’ que nos vino adornado desde borinquen con una voz dominicana que invitaba al ‘perreo’. Éste ya era con nalgadita pública y con ademanes que simulaban que el macho montaba a la hembra como una yegua de paso, dándole suaves latigazos para que moviera bien sus posaderas y todo lo demás.Y aquí, las colegialas eran las protagonistas. En muchas partes el uniforme del plantel con sus medias tobilleras eran parte de la escenografía femenina. Las faldas que en clase cumplían las normas, en el sex-party subían por la pierna con rapidez asombrosa. Y las capadas de clase, la pérdida de año y la deserción escolar aumentaron con igual velocidad.Los más felices eran los narcos grandes y los traquetos que compraban, por la buenas o por las malas, esos cuerpecitos que pasaron de la anatomía del bachillerato a la desnudez brutal en fincas donde cada una era tratada como una vaca más de la manada.Hoy, y por cuenta de los mafiosos del norte del Valle, hemos llegado al ‘bellaqueo’, un baile de choque en esta peligrosa metamorfosis músico-sexual. Señores padres de familia: en plata blanca quiere decir que sus hijas entre 12 y 16 años practican esta danza sensual para la cual se suben la falda y se quitan los interiores, y con los novios o invitados vestidos con prendas suaves y sin calzoncillos se lanzan a la aventura en casas abandonadas o en hogares sin padres. Y claro, terminan en orgasmos compartidos y en intercambios de parejas sin ninguna prevención.PD. Por si no lo sabían el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define así la palabra bellaca: Mala. Pícara. Ruin. Difícil de gobernar.