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Procurador: se equivocó con el litoral

Lo que está sucediendo en Buenaventura y en Tumaco; en la costa caucana y el Chocó, es el fracaso estruendoso del Estado colombiano.

28 de mayo de 2017 Por: Antonio de Roux

Lo que está sucediendo en Buenaventura y en Tumaco; en la costa caucana y el Chocó, es el fracaso estruendoso del Estado colombiano. El asunto indica que nuestra nación no cumple sus responsabilidades esenciales en buena parte del territorio. Por ende debemos estar advertidos de que el espacio sobre el Pacífico que hoy nos pertenece, podría esfumarse.

La soberanía no es tan solo el título jurídico sobre un pedazo de tierra. Es el implante en él de las instituciones del Estado incluyendo la capacidad de dictar justicia, y de suministrar educación, salud, agua potable, saneamiento, seguridad ciudadana, oportunidades de empleo. En fin, todo aquello que falta por proveer a la costa del Pacífico. Allá como en otras zonas se ha depositado sobre la fuerza pública un esfuerzo abrumador. Ellos hacen su tarea: avanzan a costa de sus propias vidas, pero cuando se retiran vuelve el vacío. El Estado no llega con los servicios esenciales y los efectivos terminan de idiota útiles, expulsando malandrines para que lleguen otros cacos.

El litoral de Colombia sobre el Pacífico tiene índices sociales y humanos aterradores, comparables a los del Congo y Haití. Mientras tanto en las zonas costeras de Panamá y Ecuador, países fronterizos, las cosas son distintas. Hay mayor desarrollo, la situación social es mejor.

Por eso no sería sorpresa que a lo largo de esa costa nuestra surja el germen del separatismo, de la unión a estados vecinos que se perciben como eficaces. El asunto no es un cuento. Mientras la semana pasada continuaba el paro en el Chocó, los habitantes de algunas poblaciones norteñas del departamento izaban la bandera de Panamá, país cuyo presidente es poco amigo de Colombia. Y no estamos lejos de que la bandera ecuatoriana comience a despertar lealtades en el Pacífico nariñense.

En medio de esta situación lo que resulta reprobable es la falta de conocimiento sobre el contexto. Ciertos personajes afectos al Gobierno Nacional siguen hablando en los corrillos de Bogotá y Cali como si la situación fuera responsabilidad exclusiva de los habitantes de la costa: “Se robaron todo y ahora quieren más”; “La emergencia pedida es para facilitar los torcidos”, dicen.

Quienes así se expresan olvidan que los grandes corruptores del Pacífico fueron precisamente los políticos clientelista del interior. A cambio de votos estos individuos han venido entregando carta blanca a los caciques de la zona para que roben a discreción. También pasan por alto que allá existe una clase dirigente profesional, limpia y comprometida, y una ciudadanía consciente pero impotente frente a los tentáculos de la politiquería tradicional.

El viernes pasado se conoció un concepto de la Procuraduría que descarta la emergencia económica en Buenaventura. El argumento esgrimido es que los males del puerto serían estructurales y antiguos. La manifestación mencionada carece de lógica, y deja la idea de que aquel despacho le hace el juego al gobierno central para justificar la falta de remedios integrales.

Es precisamente por la imposibilidad de dar soluciones a través de los procedimientos corrientes que se impone la aplicación inmediata de la emergencia económica. Más aún, si el Procurador se hubiese tomado el trabajo de visitar la región habría entendido que la emergencia es necesaria para todo el litoral.

Sigue en Twitter @antoderoux